Los estadounidenses eran más propensos a ganar algunos kilos si nacían más adelante en el siglo XX, sin importar si tenían un riesgo genético alto de padecer obesidad, dijo la investigadora sénior Maria Glymour. Ella es profesora asociada de epidemiología y bioestadísticas de la Universidad de California, San Francisco.
Parece que el principal culpable detrás de la epidemia de obesidad podría ser el entorno actual, y no los genes, sugiere un nuevo estudio en los Estados Unidos.
Las personas con un mayor riesgo genético de padecer obesidad parecen estar más afectadas por los desarrollos modernos que fomentan la obesidad, tales como la amplia disponibilidad de alimentos baratos, altos en calorías, diseños de barrios que presentan menos oportunidades de caminar, y actividades de recreación que incitan a sentarse en un sofá y consumir patatas fritas, añadió Glymour.
“Algunas personas tienen una respuesta muy particular a las condiciones del entorno que fomentan la obesidad, dijo Glymour.” Específicamente, las personas con un mayor riesgo genético de padecer obesidad parecen estar más influenciadas por la vida en escenarios que fomentan la obesidad.”
Pero incluso las personas cuya genética debería mantenerles en un peso saludable, han pasado a tener sobrepeso, en promedio, con el paso de las décadas, hallaron Glymour y sus colegas.
“Incluso personas con riesgo genético muy bajo de padecer obesidad parecen ser más corpulentas desde la epidemia de obesidad,” dijo Glymour. “Esto indica que el entorno afecta a todo el mundo, pero las personas con mayor riesgo genético resultan incluso más afectadas.”
El estudio detrás del efecto ambiente vs. genética en la Obesidad
Para su estudio, los investigadores se apoyaron en datos de cerca de 8,800 adultos que participaron en un estudio de salud y retiro a nivel nacional, quienes habían nacido entre 1900 y 1958.
El equipo de la investigación calculó la puntuación de riesgo genético de padecer obesidad de cada persona, con base en si eran portadores de cualquiera de las 29 variantes genéticas relacionadas con la obesidad. Posteriormente, los investigadores compararon la puntuación de riesgo con el índice de masa corporal real de cada persona, o IMC (una medida obtenida con base en la altura y el peso).
La mayoría de los estudios anteriores se enfocaban solamente en un aspecto del entorno se cuando analizaba el riesgo genético de obesidad de una persona, dijo Glymour. En lugar de eso, su equipo de investigación decidió examinar la fecha de nacimiento de una persona, utilizando su edad como un marcador para todos los factores que fomentan la obesidad.
Los hallazgos del estudio
La presencia de genes relacionados con la obesidad no se incrementaba en la población con el paso del tiempo, hallaron los investigadores. Sin embargo, el efecto que estos genes tenía en el IMC de una persona sí se incrementaba en décadas subsecuentes, a medida que el entorno moderno cambiaba respecto a formas que fomentan la obesidad.
“La explicación fundamental para la epidemia de obesidad debe encontrarse en los cambios del entorno,” concluyó Glynour, aunque el estudio no probaba una relación de causa y efecto.
“Los genes relacionados con la obesidad eran igual de comunes en personas nacidas anteriormente en el siglo XX que en personas que nacieron posteriormente en el mismo, aunque esos mismos genes tenían efectos mayores para las personas que nacieron posteriormente en el siglo XX,” explicó.
Por sí mismos, los genes relacionados con la obesidad tenían un efecto medio muy pequeño, representando solamente cerca del 1% de la variación del IMC entre personas blancas y cerca del 1.4% para personas de color. En comparación, la edad de una persona representaba el 4.3% de la variación del IMC de personas blancas y 4.5% del de personas de color, hallaron los investigadores.
Los hallazgos fueron publicados el 5 de julio en el Journal of the American Medical Association.
Hay muchas maneras en las cuales el entorno moderno podría interactuar con la genética de una persona para ponerle en un riesgo mayor de padecer obesidad, dijo Glymour.
“Una posibilidad es que los factores genéticos tengan influencia sobre el hambre y el hecho de si comer te hace sentir satisfecho,” afirmó. Podría ser que las personas que tienen variantes genéticas que les mantienen con hambre de forma constante y que viven en entornos con fácil acceso a alimentos altos en calorías, suban más de peso. No tenemos certeza de esto, pero es uno de los mecanismos posibles más prometedores.”
Otra explicación podría ser que las comodidades modernas han causado que las personas se vuelvan más sedentarias, dijo Anthony Comuzzie, un genetista del Instituto de Investigación Biomédica de Texas, en San Antonio.
“¿Cuándo fue la última vez que te bajaste del coche y abriste tú mismo la puerta del garaje, o te levantaste del sofá para cambiar el canal del televisor?” preguntaba Comuzzie, un experto de la Obesity Society. “Enviaré un correo electrónico a la persona que está a dos oficinas de la mía, en vez de levantarme y asomar la cabeza por la puerta,” añadió.
“En general, tendemos a olvidar que el aumento de peso es una ecuación de dos elementos — el número de calorías que comemos contra el número de calorías que quemamos”, continuó. “Las personas tienen más dinero para gastar en comida rápida, la cual es más práctica, y es menos probable que realicen actividades físicas. Es un arma de dos filos.”
Comuzzie se refirió al nuevo estudio como una “investigación interesante” que confirma sospechas mantenidas durante largo tiempo.
“El predominio de esos genes no ha cambiado. Lo único que cambió fue el entorno, dijo. “El entorno es lo que está causando que los genes tengan un mayor efecto en las consecuencias de la obesidad.”
Fecha: 9 de julio de 2016
Fuente: nutritionhouse.com. Por Dennis Thompson
Nota: Instituto Nutrigenómica no se hace responsable de las opiniones expresadas en el presente artículo.