Si te notas cansado, te falta energía para terminar el día como te gustaría o solo tienes ganas de estar tirado en el sofá… tenemos una noticia para ti: te estás quedando sin vitalidad y necesitas recuperar tu nivel de entrenamiento.
El no tener ganas de hacer deporte, cansarse muy rápido y sentir que te haces mayor son señales inequívocas de que hay algo que está fallando.
Puede que sea tu alimentación, puede que sea tu mentalidad, tu vida o tu sueño. Hay muchos posibles motivos por los que puede que tú seas la persona de la imagen.
Sin embargo, sea cual sea el motivo que te esté llevando a este estado de inactividad, se puede solucionar y puedes pasar de un lado a otro.
¿Quieres saber cómo? Muy fácil: siguiendo este plan de 8 pasos para recuperar tu vitalidad en solo 10 días.
Solo te pediremos que estés 5 minutos más sentado leyendo este artículo y, después, ¡a trabajar!
1. Levántate y dúchate
Tras levantarte seguramente te encuentres cansado y agotado, hayas dormido 6 horas o 12. Por este motivo la mejor solución para despertar tu cuerpo y decirle «¡manos a la obra!» es darte una ducha.
Si puedes dúchate durante el último minuto con agua muy fría, ya que el agua en este estado es un potente antiinflamatorio, activa el metabolismo, mejora el funcionamiento del sistema linfático, estimula el sistema inmunitario, incrementa la producción de testosterona, optimiza el funcionamiento del sistema circulatorio y aumenta la energía matutina.
No creo que necesites más beneficios para sufrir un poco ese minuto de ducha fría.
2. Muévete un poco y desayuna como te mereces
La mejor forma de comenzar bien el día es moviéndote.
Hacer ejercicio por la mañana, antes incluso de desayunar, te puede ayudar a reducir el estrés y mejorar tu agudeza mental.
Después es importante que desayunes como te merezcas. Y queremos hacer mucho hincapié con este tema, ya que si no has hecho ejercicio ni vas a necesitar una gran cantidad de energía durante la mañana tampoco necesitas un gran desayuno.
De hecho, hay estudios que reflejan que el ayuno temporal (cenando y no volviendo a comer hasta la hora del almuerzo) es beneficioso para el cuerpo y lo activa más, por lo que hasta puedes probar a no desayunar de vez en cuando.
En el caso de que desayunes, recuerda que para el metabolismo de la glucosa son necesarios muchos micronutrientes esenciales y que, quien abusa del azúcar y no lleva una alimentación densa en nutrientes, al final sufre una fatiga “inexplicable” por la subcarencia nutricional.
Tienes que darle a tu cuerpo todos los nutrientes que tus células no pueden fabricar con un desayuno perfecto, como podría ser una pieza de fruta, una tortilla francesa y un té verde con limón.
Si desayunas, ¡olvídate de esos desayunos cargados de azúcar!
3. Piensa en positivo
A veces no todo es alimentación, entrenamiento o hábitos posturales, sino mentalidad.
Tienes que pensar en positivo. Esto te ayudará a mejorar tu rendimiento intelectual y salud emocional, proporcionando mayor eficacia a todas tus acciones y mayor vitalidad durante el día.
No subestimes el poder del optimismo.
4. Cambia tus hábitos nutricionales
Tu alimentación definirá tu estado de ánimo, tu energía, tu recuperación y prácticamente gran parte de lo que te ocurra en el día a día.
Si llevas una alimentación llena de alimentos procesados, tienes digestiones pesadas y no tienes hábitos alimenticios correctos (masticar las comidas, por ejemplo) tu cuerpo lo notará.
Las digestiones pesadas consumen mucha energía, te fatigan y te dejan sin vitalidad. Y si a esas digestiones le sumas que no masticas demasiado y haces trabajar más a tu sistema digestivo, más trabajo le das a tu cuerpo y más fatigado estarás.
Por eso tienes que cambiar tus hábitos nutricionales ahora mismo. Comienza a comer alimentos ricos en antioxidantes, más comida real y menos procesada (¡olvídate de todo lo que se cocina en 3 minutos!) y verás como tu vitalidad vuelve a ti poco a poco.
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5. Evita picar entre comidas
Tienes que dejar reposar cada comida durante, al menos, 3 horas para que los procesos de absorción de nutrientes sean óptimos.
En vez de picar entre horas, lo que deberías hacer es beber agua o infusiones en estas 3 horas. El agua es el elemento más importante para el cuerpo humano, ya que la deshidratación breve produce somnolencia, confusión y pérdida de rendimiento.
En otras palabras: si te entra hambre entre horas, ¡bebe agua e infusiones!
6. Realiza ejercicio a intensidad moderada
Comienza a hacer ejercicio de intensidad media de forma regular. Hazlo en un momento del día que te permita disfrutarlo y no te agobies, ya que el objetivo actual es disfrutar y no intentar conseguir resultados inmediatos.
El ejercicio proporciona enormes beneficios a todos los niveles:
- Mejora la fuerza, potencia, equilibrio, flexibilidad y resistencia.
- Mejora el sentimiento de bienestar.
- Reduce la pérdida de masa muscular.
- Mejora la tensión arterial y el perfil lipídico.
- Incrementa el metabolismo en reposo.
- Actúa como un potente ansiolítico.
- Aumenta la producción del factor neurotrófico cerebral generando más plasticidad neuronal, cognición y vitalidad.
No tienes excusas para no hacer ejercicio si vas a recibir todo eso a cambio.
7. Cena sin pasarte
La cena debe ser ligera, rica en vegetales (si es posible cocinados al vapor para facilitar la digestión) y con una buena ración de proteínas.
La tendencia actual es totalmente contraria a esta y eso provoca que cada vez nos acostemos más tarde, durmamos peor debido a las digestiones pesadas y acabemos entrando en una rueda de «comer mal – dormir mal – tener menos vitalidad».
Dale a tu cuerpo los nutrientes que necesita para regenerar las estructuras dañadas durante el día y no te pases con mucha comida.
La cena, y en definitiva todas tus comidas, también van a depender mucho de tus variables genéticas.
Por ejemplo, existe una necesidad diferente de antioxidantes dependiendo de la variante del gen SOD2. Algunos, debido a esta variante, están más desprotegidos ante el envejecimiento celular y tienen necesidad de ingerir más alimentos antioxidantes, mientras que a otros les vale con las recomendaciones diarias establecidas.
8. Duerme como un lirón
Una vez termines de cenar, reposa la comida durante al menos una hora y vete pronto a la cama. Lee para relajarte y duerme como un lirón, que es lo que tu cuerpo necesita.
Si lo haces conseguirás levantarte al día siguiente con las pilas cargadas, total plenitud y mucho mejor estado de ánimo porque el sueño es el principal responsable de darte la vitalidad que necesitas.
La mayoría de los genes que ayudan a la regeneración y crecimiento se expresan durante el sueño, así que no subestimes esas 8 horas que necesitas pasar en la cama.
¿Tienes dudas sobre la alimentación correcta para tu día a día?
Respecto a la alimentación, son muchas las posibilidades que nos ofrece el entorno.
Lo que entra por la boca debe proporcionar energía y para conseguirlo no hay nada mejor que estructurar un menú que ofrezca ricas y variadas opciones para afrontar el día con la seguridad de que no va a producirse ninguna subcarencia. De hecho, ese menú debe facilitar todo lo necesario para funcionar con la máxima eficacia.
Aquellos individuos que, durante mucho tiempo, llevaron a cabo una alimentación inadecuada (desajustada, rica en azúcares, café, harinas refinadas y grasas de mala calidad y pobre en vegetales) notarán incluso antes los efectos de este menú.
Un complemento con la cantidad adecuada de vitamina C y D y todas las vitaminas del grupo B, además de minerales y oligoelementos como el magnesio, zinc y cromo o los ácidos grasos de la serie omega 3 serían de gran ayuda durante estos primeros días, apoyando el cambio de hábitos propuesto y mantenido al menos un tiempo de 6 semanas.
¿A qué esperas para recuperar tu vitalidad?
Solo tienes que seguir todos estos consejos, aplicarlos y recuperar esa vitalidad perdida. Y ese cambio debe comenzar… ¡ahora!