Volvemos a presentaros unas reflexiones de nuestro Dir. de Formación y experto en Nutrigenómica el Doctor en Biología David de Lorenzo sobre la necesidad de una dieta personalizada y el papel de la Nutrigenómica en los próximos años.
«La epidemia de obesidad es uno de los mayores problemas de salud de nuestra sociedad occidental. En Estados Unidos este problema es ampliamente conocido, allí dos de cada tres personas padecen de obesidad o sobrepeso. Europa le sigue a la zaga, con más de la mitad de su población con este problema. La necesidad de perder los kilos de más (ya sea por razones estéticas y/o de salud) ha hecho proliferar una serie de métodos para adelgazar, métodos que en muchas ocasiones no tienen base científica y que son incluso nocivos a largo plazo. Tanto es así, que los libros que describen todas estas dietas (bajas en grasas, bajas en carbohidratos/ricas en proteínas, así como otros métodos pseudocientíficos como pueden ser las dietas basadas en los grupos sanguíneos o los signos del zodiaco) abundan en las librerías de nuestro país. Para quienes trabajamos en genómica nutricional, éste es un hecho doblemente desafortunado: no sólo por la falta en muchas ocasiones de base científica, sino también porque su presencia refleja una demanda derivada de la ausencia de alternativas realmente científicas. Y aunque sí es cierto que todos los métodos de adelgazamiento que existen en el mercado permiten, de una manera u otra, perder peso durante los primeros meses, su eficiencia a medio y largo plazo, así como las consecuencias en nuestra salud todavía están por determinar.
En los próximos años, y gracias a los avances en la investigación en genómica nutricional, entenderemos mejor las complejas causas subyacentes a la obesidad. Sin embargo, hay una cosa que poco a poco nos vamos dando cuenta: que es erróneo pensar que una dieta estándar es adecuada para todos los individuos de una población, porque no considera las causas genéticas individuales, de la misma manera que actualmente se personalizan las dietas teniendo en cuenta el estilo de vida y el historial clínico individual.
Otros factores, hasta ahora ignorados, influyen también en las predisposiciones individuales a la enfermedad. Factores como por ejemplo la epigenómica y la metagenómica, igualmente modificables por la nutrición, entrarán en los próximos años en la lista de datos necesarios para una correcta nutrición personalizada.
Además del evidente interés social que despierta la nutrigenómica, y que sin duda será uno de los motores de avance en este campo, otro factor importante que puede predecir un acelerado desarrollo de la investigación en nutrigenómica es la ingente cantidad de información sobre variantes genéticas en diferentes poblaciones humanas que, como comentaba al principio, ha derivado de la secuenciación del genoma humano y de las nuevas técnicas de secuenciación, mucho más rápidas y económicas, así como su aplicación en estudios metabólicos y epidemiológicos».