Una nueva investigación sugiere que tener sobrepeso, especialmente desde una corta edad, podría incrementar sustancialmente el riesgo de depresión severa de por vida.
Una nueva investigación presentada en el Congreso Europeo sobre la Obesidad de este año sugiere que tener sobrepeso, especialmente desde una corta edad, podría incrementar sustancialmente el riesgo de depresión severa de por vida.
El estudio de Deborah Gibson-Smith, del Centro Médico de la Universidad de VU en los Países Bajos, y sus colegas, hallaron que tener sobrepeso a la edad de 8 o 13 años se relacionaba con un riesgo de más del triple de desarrollar depresión severa en algún punto de sus vidas, mientras que tener sobre peso durante toda la vida (tanto de niño como de adulto) cuadruplicaba las probabilidades de desarrollar depresión, en comparación con sólo tener sobrepeso de adulto.
La obesidad y la depresión
Más de uno de cada tres niños en los Estados Unidos tienen sobrepeso y casi uno de cada cinco niños de entre 2 y 19 años son obesos, de acuerdo con los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades. Una imagen similar surge en Inglaterra donde uno de cada tres niños de 10 y 11 años en su último año de escuela primaria ya padecen sobrepeso u obesidad, de acuerdo con el Programa Nacional de Medición Infantil.
Estudios previos han demostrado que es más probable que las personas que son obesas caigan en depresión, pero pocos han analizado a largo plazo, la influencia de la obesidad en la parte inicial de la vida, o el efecto relacionado con la edad, de la obesidad en el riesgo de depresión.
El estudio que analiza a largo plazo la obesidad infantil y la depresión
En este nuevo estudio, los investigadores analizaron la relación entre el sobrepeso durante la infancia y la depresión de por vida en 889 participantes del estudio de Reikiavik (2002-06) basado en la población, denominado AGES (siglas de Age, Gene/Environment Susceptibility (Susceptibilidad por edad, Genes/Entorno)) — un estudio de seguimiento de un estudio longitudinal que examinó a personas nacidas entre 1907-35 que vivían en Reikiavik, Islandia en 1967. También examinaron si el efecto perjudicial de la obesidad en la salud mental se debe a la obesidad de toda la vida o es el resultado de padecer obesidad en la edad adulta.
Entre 2002 y 2006 se invitó a una muestra aleatoria de participantes sobrevivientes del estudio de Reikiavik, a incorporarse al estudio AGES. Los participantes, cuya edad promedio era 75 años, fueron evaluados para ver si presentaban síntomas depresivos en ese momento, o si habían padecido algún trastorno depresivo severo en el pasado. Se obtuvo información sobre estatura y peso en las edades de 8 a 13 años, de los registros escolares, y de la edad media (alrededor de los 50 años), de la colección de datos previamente realizada como parte del estudio de Reikiavik (iniciado en 1967).
Un IMC de entre 25 y 29.9 fue considerado sobrepeso. Durante el estudio, se diagnosticó que 39 participantes habían sufrido depresión grave en algún punto. Los datos fueron ajustados para el sexo y la edad en los cuales fueron tomadas las medidas de IMC.
Las conclusiones
El análisis reveló que tener sobrepeso en la infancia es un factor predictor de depresión posterior más fuerte que tener sobrepeso en la edad media. Los investigadores estiman que padecer sobrepeso u obesidad a la edad de 8 o 13 años está relacionado con un riesgo cuatro veces mayor de trastorno depresivo severo de por vida, en comparación con niños que tenían un peso normal y que tenían sobrepeso de adultos (un resultado estadístico significativo).
Este es un estudio observacional por lo que no se pueden obtener conclusiones de causa y efecto. Sin embargo, los hallazgos confirman estudios previos que hablan de un mayor riesgo de depresión en personas jóvenes que son obesas.
Los autores concluyen: “Nuestros hallazgos sugieren que algunos de los mecanismos subyacentes que relacionan al sobrepeso o la obesidad con la depresión se derivan de la infancia. Un riesgo genético compartido o baja autoestima, los cuales están frecuentemente relacionados con personas que no tienen un cuerpo considerado del tipo ideal, podrían ser los responsables. Dado el incremento de obesidad en adolescentes y una mayor influencia de las redes sociales en la imagen corporal, comprender las relaciones entre la obesidad infantil y la depresión es crítico.”
Fuente: sciencedaily.com
Fuente original:
Materiales proporcionados por la Asociación Europea para el Estudio de la Obesidad. Nota: el contenido podría haber sido editado en estilo y extensión.
Link: https://www.sciencedaily.com/releases/2017/05/170518221006.htm
Fecha: 18 de mayo de 2017
Fuente: Asociación Europea Para el Estudio de la Obesidad
Nota: Instituto Nutrigenómica no se hace responsable de las opiniones expresadas en el presente artículo.