Posibles riesgos o perjuicios de tomar probióticos y prebióticos
Introducción: microbiota, probióticos y prebióticos
- La microbiota intestinal (o microbioma gastrointestinal) es un ecosistema complejo, con variabilidad individual notable. Los efectos de suplementarla con cepas extrañas o estimularla selectivamente pueden depender fuertemente del estado inicial de cada persona. (Frontiers)
- Los probióticos son microorganismos vivos (bacterias, a veces levaduras) que se administran con la intención de aportar beneficios (por ejemplo, favorecer el equilibrio intestinal). (NCCIH)
- Los prebióticos son sustratos (generalmente fibras no digeribles o carbohidratos fermentables) que “alimentan” bacterias beneficiosas en el intestino. (PMC)
Tomar probióticos o prebióticos a ciegas, sin conocer el estado de tu microbiota (o sin diagnosticar un desequilibrio), puede conllevar riesgos o efectos adversos en ciertos individuos. A continuación, los principales argumentos, con respaldo en literatura científica.
Posibles riesgos o perjuicios de tomar probióticos sin diagnóstico previo
- Alteraciones (o “desestabilización”) de la microbiota existente
- Los probióticos pueden competir con bacterias ya presentes, producir metabolitos (ácidos, sustancias antimicrobianas) o modular la inmunidad intestinal, lo que puede inducir cambios en la composición del microbioma (incluso desfavorables) si no están “bien ajustados” al ecosistema existente. (PMC)
- En ciertos escenarios, introducir cepas “externas” podría generar disbiosis o desequilibrio temporal, especialmente si esas cepas proliferan más de lo esperado o interactúan mal con cepas autóctonas. (PMC)
- Efectos gastrointestinales menores (a corto plazo)
- Es común que los probióticos provoquen molestias digestivas iniciales: gases, hinchazón, diarrea leve, cambios en el tránsito intestinal. (WebMD)
- En algunas personas con sensibilidad a fermentaciones, las cepas probióticas pueden generar un exceso de gases o presión intestinal mientras el microbioma “se adapta”. (PMC)
- Riesgo en personas inmunocomprometidas
- En pacientes con sistema inmunitario muy debilitado (por ejemplo, en tratamientos oncológicos, trasplantes, enfermedades graves), se han reportado casos raros de bacteriemia, fungemia o infecciones derivadas del uso de probióticos. (NCCIH)
- Aunque estos eventos son poco frecuentes, constituyen una precaución que justifica consultar con un especialista antes de usar probióticos en situaciones vulnerables. (NCCIH)
- Relación con SIBO o empeoramiento de síntomas digestivos
Uno de los riesgos más discutidos de tomar probióticos (o prebióticos) sin diagnóstico previo es su posible vínculo con SIBO o el empeoramiento de síntomas relacionados:
- Un estudio halló que el uso reciente de probióticos se asoció de forma independiente con una prueba de aliento (para detectar SIBO) positiva con metano. (Lippincott)
- La American College of Gastroenterology comenta que algunos expertos creen que los probióticos podrían empeorar el SIBO en ciertos casos. (Healthline)
- En una revisión sobre SIBO, se menciona que los probióticos pueden provocar síntomas entre pacientes con SIBO, como gases, hinchazón y “brain fogginess” (neblina mental). (Cureus)
- No hay suficiente evidencia clara de que los probióticos sean útiles para tratar SIBO en todos los casos; incluso puede haber riesgo de agravar la sobrepoblación bacteriana del intestino delgado. (Universidad de Michigan Medicina)
- La misma revisión de “Emerging issues in probiotic safety” señala que, aunque la microbiome profiling no necesariamente debe ser un requisito formal, se debe tener cuidado con los efectos adversos inesperados en individuos con microbiomas particulares. (PMC)
En resumen: introducir cepas adicionales sin saber si ya hay un sobrecrecimiento bacteriano puede agravar la condición.
Riesgos y particularidades de los prebióticos
Aunque los prebióticos suelen considerarse “más seguros” (al ser fibras fermentables), también tienen sus riesgos cuando se toman sin diagnóstico:
- En personas con SIBO o intolerancia a ciertos carbohidratos fermentables (FODMAPs), los prebióticos pueden agravar gases, hinchazón, dolor abdominal o diarrea. (Columbia Surgery)
- En la misma página de Columbia Surgery se advierte que los prebióticos pueden empeorar síntomas en quienes ya tienen SIBO o sensibilidad a FODMAPs. (Columbia Surgery)
- El artículo “The importance of food quality, gut motility, and microbiome in SIBO” sugiere que los prebióticos (como fermentables) pueden acelerar fermentaciones en el intestino, lo cual en casos de sobrecrecimiento puede ser contraproducente. (ScienceDirect)
Por tanto, suplementar con prebióticos sin conocer el estado funcional del intestino puede desencadenar o empeorar síntomas digestivos en individuos con predisposición.
Limitaciones de los tests de microbiota y sus implicaciones
Vale la pena tener en cuenta que, aunque pudiera parecer lógico “testear primero”, los tests de microbiota tienen limitaciones y no siempre ofrecen respuestas definitivas:
- Un estudio reciente puso en evidencia que distintas empresas que analizan la misma muestra de heces pueden arrojar resultados muy divergentes, con variaciones notables en la cuantificación de bacterias clave, diversidad y recomendaciones. (Le Monde.fr)
- Muchos tests de microbiota no están bien estandarizados como herramientas clínicas, y su interpretación (qué es una microbiota “saludable”) sigue siendo objeto de debate en la comunidad científica. (Houston Methodist)
- Una revisión metodológica sugiere que muchos estudios de microbioma (basados en heces) adolecen de problemas de sesgo o sobreinterpretación estadística. (arXiv)
Por lo tanto, aunque puede ser útil tener información sobre tu microbiota, no todos los tests son igualmente confiables para guiar decisiones terapéuticas.
Recomendaciones y conclusiones
- No usar probióticos o prebióticos “a lo loco”. Dado el grado de variabilidad individual microbiota-intestino, lo ideal es contar con diagnóstico funcional (por ejemplo, pruebas de aliento, análisis clínico) antes de suplementar.
- Priorizar el enfoque clínico individualizado. Un profesional en gastroenterología, nutrición clínica o medicina funcional puede ayudarte a elegir cepas o dosis adecuadas (si acaso son necesarias), o incluso decidir no usarlas.
- Monitorear efectos y suspender si empeoran síntomas. Si al empezar un probiótico o prebiótico aparecen gases, hinchazón, distensión abdominal o empeoramiento de síntomas digestivos, conviene evaluar la suspensión e investigar posibles sobrecrecimientos.
- En casos con sospecha de SIBO, precaución máxima. Introducir cepas microbianas en un intestino delgado ya con sobrecrecimiento puede agravar la situación.
- La dieta, el estilo de vida y el tránsito intestinal son pilares fundamentales. Mejorar la motilidad intestinal, reducir factores que promuevan disbiosis (como dietas pobres en fibra, estrés, uso prolongado de antibióticos) puede ser más seguro y efectivo que suplementar “a ciegas”.
Fecha 13/10/25
Foto: Pixabay
Nota: El Instituto de Nutrigenómica no es responsable de las opiniones expresadas en este artículo.