Un grupo internacional de investigación compuesto por 32 expertos de nueve países ha actualizado las pautas para el diagnóstico de la enfermedad genética llamada fibrosis quística. Los investigadores esperan que estas pautas proporcionen un mejor camino para que los médicos que consulten a pacientes con síntomas de la enfermad puedan dar un diagnóstico correcto y recomendar un tratamiento personalizado.
Un informe de las pautas actualizadas y dos artículos suplementarios que detallan las implicaciones y los datos empleados en su creación fueron presentados el 24 de enero en la publicación Journal of Pediatrics.
“Hemos definido con mayor precisión lo que es la fibrosis quística. Esa precisión fue resultado de la investigación genética que hicimos y de estudiar las muchas mutaciones asociadas con la fibrosis quística,” comenta Patrick Sosnay, M.D, profesor adjunto de medicina en la Escuela de Medicina de la Universidad John Hopkins, y uno de los autores de la investigación.
La fibrosis quística y la genética
La fibrosis quística es una enfermedad grave que ocurre cuando un individuo ha heredado dos mutaciones en el gen regulador de la conductancia transmembranal de la fibrosis quística (CFTR). Las personas que padecen la enfermedad presentan síntomas en una variedad de órganos, sin embargo, las infecciones pulmonares crónicas y debilitantes son frecuentemente las más comunes. Existen más de 2,000 mutaciones conocidas que pueden ocurrir en el gen CFTR, pero no todas derivan en fibrosis quística.
En un esfuerzo por definir mejor la fibrosis quística y categorizar las mutaciones asociadas a ella, Sosnay y sus colaboradores internacionales han reunido datos de pacientes de Norteamérica, Europa, Australia, el Medio Oriente, Asia y Sudamérica para cuantificar y describir estas mutaciones.
Llamado CFTR2 (Clinical and Functional TRanslation of CFTR), el proyecto comenzó en 2008 y hasta ahora ha descrito cerca de 300 de las 2,000 mutaciones conocidas, haciéndola la recopilación y evaluación más extensa de la causa de todas las enfermedades genéticas. Como resultado del CFTR2, las mutaciones ahora son categorizadas ya sea como causales de fibrosis quística, mutaciones de consecuencias clínicas variables, no causales de fibrosis quística, o desconocidas. Las mutaciones son categorizadas dependiendo de si la mutación cumple con el criterio clínico y con la probabilidad de que alguien con la mutación tenga fibrosis quística.
El diagnóstico de la fibrosis quística
Las pautas generales actualizadas para el diagnóstico de la fibrosis quística actualmente recomiendan usar el CFTR2 como un apoyo para determinar si un paciente presenta evidencia genética de fibrosis quística, una actualización sustancial del panel de 23 mutaciones del Colegio Americano de Medicina Genética y Genómica, y del Congreso Americano de Obstetras y Ginecólogos, que ha estado en uso desde el 2004.
“Los riesgos de clasificar una mutación son particularmente altos. Por ejemplo, afirmar que una mutación causa con certeza del 100% fibrosis quística, podría afectar la decisión de las personas de procrear si creen que su hijo tendrá la mutación,” comenta Sosnay.
Sin embargo, Sosnay cree que proporcionar a los pacientes toda la información disponible sobre la fibrosis quística podría llevarlos a decisiones de salud más sustentadas y a una mejor comprensión del amplio espectro de enfermedades relacionadas con el CFTR.
“Existen terapias para individuos con ciertas mutaciones. La recopilación y disponibilidad de esta información puede conducir a una medicina más personalizada si las personas saben qué mutación(es) tienen y buscan ayuda adecuada,” añadió Sosnay.
Las nuevas pautas también estandarizaron los criterios de diagnóstico para individuos diagnosticados fuera de los chequeos natales. Los chequeos natales, los cuales comenzaron en los Estados Unidos en los años 80, y se adoptaron rápidamente en los 90 y la década del 2000, son una prueba de sangre estándar realizada poco después del nacimiento, que es responsable de la mayoría de los diagnósticos de fibrosis quística. No obstante, no es realizada consistentemente en el mundo, e incluso en los Estados Unidos, existe la posibilidad de la ocurrencia un falso negativo.
Dado que más de un tercio de los diagnósticos de fibrosis quística en Estados Unidos en 2014 no ocurrieron a través de un chequeo natal, seguirá siendo necesario diagnosticar la fibrosis quística de maneras diferentes.
Realizar chequeos fuera del periodo neonatal depende de la presencia de síntomas y evidencia de disfunción del CFTR, por lo general indicadas por una prueba que mide la cantidad de cloruro que hay en el sudor de una persona. La fibrosis quística es ocasionada por defectos en una proteína, codificada para el gen CFTR, y que se encuentra en sitios como las vías respiratorias y las glándulas sudoríparas. Niveles altos de cloruro en el sudor proporcionan evidencia directa de que la proteína CFTR no está funcionando, y se utiliza como una prueba principal para el diagnóstico de la fibrosis quística.
Basadas en datos recopilados del CFTR2 y otras investigaciones que reconocen todos los casos de fibrosis quística, las nuevas pautas redujeron el umbral para una “posible” fibrosis quística de 40 milimoles por litro a 30 milimoles por litro para cualquier edad. Un intervalo normal para la concentración de cloruro en el sudor es de 10 a 20 milimoles por litro, mientras que una concentración de 60 milimoles por litro constituye un diagnóstico de fibrosis quística.
Un resultado de la actualización de estas pautas es que las personas con un nivel de cloruro de entre 30 y 40 milimoles por litro, a quienes previamente se consideró improbable que tuvieran fibrosis quística, ahora serán reconsiderados con posibilidades de tener fibrosis quística o una enfermedad relacionada.
Fuente: sciencedaily.com
Fecha: 13 de enero de 2017
Link: https://www.sciencedaily.com/releases/2017/01/170131104406.htm
Fuente original:
Materiales proporcionados por El Instituto John Hopkins de Medicina. Nota: el contenido podría haber sido editado en estilo y extensión.
Referencia de la Publicación:
Philip M. Farrell, Terry B. White, Clement L. Ren, Sarah E. Hempstead, Frank Accurso, Nico Derichs, Michelle Howenstine, Susanna A. McColley, Michael Rock, Margaret Rosenfeld, Isabelle Sermet-Gaudelus, Kevin W. Southern, Bruce C. Marshall, Patrick R. Sosnay. Diagnosis of Cystic Fibrosis: Consensus Guidelines from the Cystic Fibrosis Foundation. The Journal of Pediatrics, 2017; 181: S4 DOI: 10.1016/j.jpeds.2016.09.064
Nota: Instituto Nutrigenómica no se hace responsable de las opiniones expresadas en el presente artículo.