Muy pocas comunidades autónomas cuentan con la figura del dietista-nutricionista en sus hospitales públicos. Además, en algunas unidades de nutrición ni siquiera se cuenta con la figura. ¿Cómo repercutirá en el futuro?
«¿Por qué es tan difícil encontrar un dietista-nutricionista en un hospital público?»
-«Por falta de voluntad política, porque evidencia del beneficio que supone hay muchísima».
Así explica Luis J. Morán Fagúndez, presidente del Consejo General de Colegios Oficiales de Dietistas-Nutricionistas (CGCODN), la situación de su gremio en España.
Excepto en algunas comunidades, como Galicia, que incorporó 94 profesionales en su atención primaria en 2022, o Cataluña, que también cuenta con la figura, los dietistas-nutricionistas (DN) son inexistentes en muchos hospitales de gestión pública. «En las CCAA que hay, son escasos«, añade el presidente de la institución.
«Es un ahorro económico que no supondría un coste extra para la sanidad pública. Es un sinsentido y no llegamos a entenderlo. Además, la demanda que hay de estos servicios de nutrición se cubre con otros profesionales que van intentando sacar adelante ese trabajo», comenta Morán.
Por ejemplo, en el caso de Andalucía, que Morán conoce bien por ser vocal de la Sociedad Andaluza de Nutrición Clínica y Dietética (SANCYD), hay unidades de nutrición en los hospitales desde hace más de 30 años: «Está formada por técnicos en dietética, médicos endocrinos, auxiliares o bromatólogos, pero no hay DN. Hasta estos profesionales demandan nuestra presencia«.
Otro aspecto que describe el experto es la desigualdad que causa la situación: «Al no haber DN en la sanidad pública, si un paciente requiere de esos servicios se lo tiene que costear de forma privada. A las personas con un nivel económico más bajo, que albergan las mayores tasas de obesidad adulta e infantil, les resultará imposible pagarlo. Es la pescadilla que se muerde la cola».
En España, un 55,8 % de la población tiene exceso de peso y un 18,7 % obesidad, según los datos de una investigación entre el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) y la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN). Asimismo, el estudio, publicado en octubre de 2023, concluía que el exceso de peso y la obesidad en personas adultas son más comunes en personas y grupos poblacionales con niveles más bajos de estudios, o que residen en municipios más pequeños y en secciones censales con menores niveles de renta.
«Vemos que las tasas van al alza, incluso en las previsiones para 2050. Si la obesidad sigue aumentando, va a generar un grave problema de salud, ya que las patologías asociadas como la diabetes o varios tipos de cáncer serán más prevalentes. Esto se traducirá en que el Sistema Nacional de Salud (SNS) tendrá una carga difícil de soportar«, confiesa el nutricionista.
Igualmente, las muertes por estas enfermedades derivadas de la obesidad no se suelen asociar con la misma: «Si una persona fallece por un cáncer de colon, no se tiene en cuenta que ha sido producido por una mala alimentación o por obesidad. Está demostrado que las carnes procesadas tienen una clara incidencia en la aparición de este tumor y esto no se pone de manifiesto. Muchos tipos de cáncer tienen su inicio en la obesidad y en esto también entra en juego el estigma de las personas obesas, pero si no hay una ayuda por parte de la administración pública, la situación se vuelve difícil aún».
Sin embargo, la obesidad no es el único problema que manifiesta Morán: «Nos encontramos casos de desnutrición en personas que con el curso de la patología dejan de comer y acaban desnutriéndose. En numerosas ocasiones no se puede tratar a un paciente oncológico porque su estado nutricional no es adecuado, no aguantaría el tratamiento o sería menos efectivo. Eso alarga la estancia en el hospital y afectaría en la calidad de vida del paciente«.
Pese a que el pasado 20 de mayo el Ministerio de Sanidad publicó la Orden SND/496/2024, por la que se crearon diversas categorías de personal estatutario en el ámbito del Instituto Nacional de Gestión Sanitaria, entre las que se incluye la de dietista-nutricionista, el cambio no se materializa.
«En el caso de Andalucía, en junio de 2023 se aprobó por unanimidad una proposición no de ley en la que se creaba la categoría profesional del DN, pero no deja de ser una recomendación para que la administración la desarrolle. Llevamos un año pidiendo una reunión a la dirección de personal del Servicio Andaluz de Salud sin tener respuesta. El DN debería formar parte de otros equipos multidisciplinares como oncología o enfermedad renal«, expresa Morán.
También reafirma que el DN supone un ahorro para el SNS: «Es una inversión en salud, por cada euro que se invierte se recuperan entre 5 y 99, dependiendo de la casuística del paciente. Quizá esos recursos económicos van a parar a otro tipo de prestaciones, pero esto es una apuesta segura y por eso no vemos explicación posible».
¿Galletas de merienda en el hospital?
Últimamente, hay muchas publicaciones en redes sociales que denuncian los menús de algunos hospitales que incluyen galletas para merendar o chocolate soluble en el desayuno. Respecto a este asunto, Morán insiste en que hay que atender a cada caso: «A veces se pueden sacar conclusiones erróneas. En un hospital con DN podemos encontrar galletas porque dentro de la alimentación diaria tendrían su lugar y no desvirtuaría los nutrientes que debe consumir el paciente en el día».
«Se trata de que el paciente coma. Si le ponemos una tostada y no se la come, tendrá que desayunar las galletas porque no nos interesa que se desnutra, sería contraproducente. Aunque esto no sea lo ideal dentro del patrón de alimentación saludable. No obstante, el diseño de algunas dietas hospitalarias a veces no es la adecuada. Si vemos la foto de una magdalena en un menú habrá que ver el contexto porque a veces la alimentación saludable puede quedar en segundo plano para que el paciente no deje de comer», concluye el presidente del CGCODN.
En cuanto a las dietas generalizadas que suelen dar en consulta de endocrinología, Morán confiesa que los profesionales «hacen lo que pueden»: «Probablemente, si hubiese dietistas-nutricionistas en el equipo o en atención primaria o en atención especializada, se prestaría otro tipo de servicio. Sería recomendable que al paciente que pase por esa situación pusiera una reclamación exigiendo un DN en consulta. Las quejas de los enfermos irían calando porque supondría más presión para los que tienen que tomar las decisiones«.
Autora: Andrea Muñoz
Fecha: 25/08/2024 – 19:45
Fuente: Elconfidencial.com
Nota: Instituto Nutrigenómica no se hace responsable de las opiniones expresadas en el presente artículo.
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