Científicos descubren que la proteína MRAP2 potencia la señal del receptor del hambre MC4R, abriendo una nueva vía para combatir la obesidad y proteger el cerebro.
Un hallazgo clave en el control del apetito
El apetito es uno de los procesos biológicos más complejos del cuerpo humano. No depende solo de la voluntad, sino de una red de señales químicas que el cerebro interpreta para regular la ingesta y el gasto energético.
Entre estas señales destaca el receptor MC4R (melanocortin-4), una proteína cerebral que actúa como sensor del hambre y la saciedad.
Un nuevo estudio publicado en Nature Communications (Sohail et al., 2025) ha identificado el papel crucial de otra molécula: MRAP2 (Melanocortin Receptor Accessory Protein 2), una proteína que modula la actividad de MC4R y funciona como un verdadero “interruptor molecular del hambre”.
¿Qué descubrieron los científicos sobre MRAP2?
El equipo de las universidades de Leipzig y Berlín, liderado por Patrick Scheerer, utilizó técnicas de biología celular avanzada, microscopía de fluorescencia e imágenes tridimensionales para estudiar la interacción entre MRAP2 y MC4R.
Sus hallazgos revelan un mecanismo sorprendente:
- MRAP2 potencia la señal de saciedad.
Al unirse a MC4R, la proteína MRAP2 amplifica la vía de señalización Gs/cAMP, lo que intensifica la sensación de saciedad. El cerebro recibe con mayor fuerza la señal de que ya se ha comido suficiente.
Referencia: Nature Communications - Aumenta la duración de la señal.
MRAP2 reduce el reclutamiento de la proteína β-arrestina2, evitando que el receptor se “apague” y sea retirado de la membrana neuronal.
Esto prolonga la acción del MC4R y mantiene la sensación de plenitud durante más tiempo. - Optimiza la forma del receptor.
La proteína promueve que MC4R adopte una estructura monomérica —más funcional— en lugar de formar complejos inactivos (oligómeros).
Según el modelado estructural del estudio, MRAP2 se acopla a las regiones transmembrana TM5 y TM6 del receptor, reforzando su estabilidad. - Facilita su transporte y localización neuronal.
Investigaciones previas ya habían demostrado que MRAP2 es esencial para que MC4R llegue a la superficie de las neuronas del hipotálamo, donde puede transmitir eficazmente las señales de saciedad (JCI Insight, 2024).
De la biología molecular a la terapia antiobesidad
Las mutaciones del gen MC4R son una de las causas genéticas más frecuentes de obesidad severa.
El descubrimiento de cómo MRAP2 regula este receptor abre una posible vía para diseñar tratamientos más precisos y personalizados.
Hoy en día, existe un medicamento aprobado —setmelanotida— que activa MC4R en pacientes con ciertos síndromes genéticos de obesidad.
Sin embargo, comprender el papel de MRAP2 podría llevar al desarrollo de fármacos que actúen con mayor especificidad y menos efectos secundarios (Nature Communications, 2025).
Además, MRAP2 no solo interactúa con MC4R: también modula el receptor de la grelina (GHSR1a), relacionado con el estímulo del hambre, lo que podría permitir una regulación integral del apetito (Nature Communications, 2017).
Obesidad y cerebro: un vínculo que preocupa
La obesidad no solo aumenta el riesgo de enfermedades metabólicas: también triplica el riesgo de demencia en etapas avanzadas de la vida.
Según la Confederación Española de Alzheimer (CEAFA, 2024), tener obesidad a los 30 años multiplica por tres las probabilidades de desarrollar deterioro cognitivo.
Los mecanismos detrás de este fenómeno incluyen:
- Inflamación crónica: el exceso de grasa corporal genera citoquinas que dañan las neuronas.
- Resistencia a la insulina: reduce la capacidad del cerebro para utilizar glucosa, afectando la memoria.
- Estrés oxidativo y daño vascular: provocan envejecimiento acelerado del tejido cerebral.
- Alteración hormonal: leptina y adiponectina, hormonas relacionadas con el peso, influyen en la neuroplasticidad.
Un metaanálisis de NutritionFacts.org (2024) indica que las personas con obesidad presentan hasta un 90 % más de riesgo de demencia comparadas con las de peso normal.
Además, la obesidad en la mediana edad se asocia con una reducción del volumen cerebral y menor densidad de sustancia gris (NutritionFacts.org).
¿Puede revertirse el daño cerebral asociado con la obesidad?
Algunos estudios sugieren que la pérdida de peso mejora la salud cerebral.
Una investigación de Zeighami et al. (2021) publicada en arXiv mostró que los pacientes sometidos a cirugía bariátrica experimentaron una reducción en la “edad cerebral” equivalente a 5,6 años dos años después de la intervención (arXiv.org).
Estos hallazgos refuerzan la hipótesis de que los cambios metabólicos también se reflejan en la función cognitiva y que tratar la obesidad podría ayudar a prevenir el deterioro cerebral.
MRAP2 y el futuro de la nutrición personalizada
El descubrimiento de MRAP2 como modulador clave del receptor del hambre abre un campo prometedor para la medicina de precisión.
En los próximos años, los investigadores se centrarán en:
- Confirmar los efectos de MRAP2 en modelos animales y humanos.
- Desarrollar moléculas que imiten su acción sobre MC4R.
- Explorar la relación entre la modulación del apetito y la salud cerebral.
- Aplicar inteligencia artificial y nutrigenómica para identificar qué perfiles genéticos responden mejor a este tipo de terapias.
Conclusión: un avance con impacto dual
El estudio de Nature Communications (Sohail et al., 2025) representa un hito en la comprensión de cómo el cerebro regula el hambre a nivel molecular.
Al descubrir cómo MRAP2 amplifica la señal de saciedad y estabiliza al receptor MC4R, los científicos han identificado un nuevo punto de control en el sistema energético del cuerpo.
Más allá del control del peso, este descubrimiento podría tener implicaciones en la salud cerebral y el envejecimiento cognitivo, al reducir los efectos metabólicos de la obesidad sobre el cerebro.
La ciencia aún está en fases iniciales, pero todo indica que el futuro de la lucha contra la obesidad pasa por el cerebro.
Fuentes consultadas
- Sohail, A. et al. (2025). MRAP2 modifies the signaling and oligomerization state of the melanocortin-4 receptor. Nature Communications
- Sebag, J. A. et al. (2017). MRAP2 regulates energy homeostasis and receptor signaling. Nature Communications
- JCI Insight (2024). MRAP2 is essential for MC4R trafficking to neuronal primary cilia.
- Zeighami, Y. et al. (2021). Obesity, aging, and brain morphology: reversibility after bariatric surgery. arXiv.org
- Confederación Española de Alzheimer (CEAFA, 2024). Ser obeso a los 30 años triplica el riesgo de demencia.
- NutritionFacts.org (2024)
Fecha 06/10/25
Foto: Pixabay
Nota: El Instituto Nutrigenómica no es responsable de las opiniones expresadas en este artículo.