Investigadores de la Clínica Cleveland y sus colegas han hallado que una variante genética relacionada con la testosterona puede servir como biomarcador para ayudar a predecir la respuesta de un paciente a ciertos tratamientos de cáncer de próstata.
Publicados hoy en dos estudios independientes en JAMA Oncology, los investigadores examinaron el rol de la variante genética HSD3B1 (1245C) en dos poblaciones de pacientes con cáncer de próstata y quienes recibieron terapia de supresión de andrógenos (ADT por sus siglas en ingles).
La variante genética HSD3B1 (1245C) y el cáncer de próstata
El HSD3B1 codifica una enzima que está involucrada en la síntesis de dihidrotestosterona a partir de precursores fuera de los testículos. La variante 1245A>C hace más estable a la enzima, y estudios anteriores han demostrado que es más probable que pacientes con el alelo (1245C) se hagan resistentes a la ADT.
La supresión de andrógeno – que puede lograrse a través de fármacos o cirugía de castración – bloquea el suministro de hormonas masculinas del cáncer de próstata en los testículos. Sin embargo, el tratamiento con frecuencia deja de funcionar después de un tiempo, permitiéndoles a las células cancerosas crecer y hacer metástasis.
“Hemos generado la hipótesis de que los tumores de la variante HSD3B1 se hacen resistentes a la ADT porque tienen un suministro de andrógenos de reserva,” afirmó en una declaración la autora principal Nima Sharifi, del Instituto de Investigación Lerner de la Clínica Cleveland. “No obstante, depender de estos andrógenos fuera de las gónadas les hace sensibles al ketoconazol,” un fármaco que bloquea la producción de andrógenos fuera de los testículos.
En el primer estudio, el equipo de Sharifi, en colaboración con investigadores de la Universidad de California, San Francisco, examinaron a un grupo de 90 pacientes con cáncer de próstata metastásico resistente a la castración. Fueron tratados con el inhibidor no esteroideo CYP17A1 ketoconazol, el cual bloquea la producción de andrógenos fuera de los testículos. Los pacientes con la variante HSD3B1 duraban más con terapia de ketoconazol que los pacientes que carecían de la variante, y la duración de la terapia se incrementaba con el número de alelos de la variante presentes. Los hallazgos sugieren que el HSD3B1(1245C) puede ser usado como biomarcador predictivo de sensibilidad a ablación de andrógenos extragonadales mediante los inhibidores no esteroideos CYP17A1.
En el segundo estudio, Sharifi y su equipo, en colaboración con investigadores del Centro de Cáncer Memorial Sloan Kettering, el Instituto de Cáncer Dana-Farber, la Escuela de Medicina de Harvard, y el Centro Integral para el Cáncer de la Universidad de Michigan, estudiaron a 213 pacientes cuyo cáncer de próstata reapareció después de terapia de radiación y quienes fueron subsecuentemente tratados con ADT. Hallaron que los pacientes con el alelo HSD3B1 (1245C) desarrollaban metástasis más rápidamente que los que no lo tenían, pero la variante no estaba relacionada con un menor tiempo de progresión o con el pronóstico de vida general.
Los resultados
Los hallazgos del primer estudio indican que atacar el suministro de reserva de andrógenos del tumor podría posiblemente ser un plan exitoso para los clínicos cuando las células cancerosas se hacen resistentes a la ADT, y que los hombres que heredan la variante HSD3B1(1245C) se beneficiarían potencialmente de un plan de tratamiento personalizado que tenga como objetivo estas rutas hormonales específicas.
No obstante, se requieren más estudios para averiguar si la variante también predice la respuesta a los inhibidores de andrógeno de próxima generación, como la abiraterona y la enzalutamida.
“Si esto resulta cierto, el alelo de la variante HSD3B1 heredada tendría potencial para convertirse en el primer biomarcador que ayude en la toma de decisiones clínicas en hombres con cáncer de próstata y sensibles a hormonas, eligiendo entre abiraterona y docetaxel” – tratamientos que han demostrado beneficios cuando se suman a la ADT, escribió Neeraj Agarwal, del Instituto Huntsman para el Cáncer en la Universidad de Utah, y sus colegas, en un comentario anexo a los dos estudios.
Fuente: genomeweb.com
Fecha: 12 de octubre de 2017
Nota: Instituto Nutrigenómica no se hace responsable de las opiniones expresadas en el presente artículo.