La dieta de la madre durante la lactancia puede moldear el perfil de los oligosacáridos de la leche materna (HMO), que es un tipo de carbohidrato complejo en la leche materna. Modificar los HMO, que son alimento para microbios saludables, a su vez, modifica las capacidades funcionales del microbioma de la leche.
El estudio
Las investigaciones han demostrado que la leche materna es la fuente nutricional óptima para recién nacidos y bebés. Brinda protección contra enfermedades que amenazan la vida de los bebés, como la enterocolitis necrotizante, y contra enfermedades que se manifiestan en la vida adulta, como la obesidad, la diabetes y la enfermedad inflamatoria intestinal. La evidencia científica sugiere que lo que la madre come durante la lactancia puede modular la composición beneficiosa de la leche materna, pero los mecanismos subyacentes involucrados no se han descubierto aún.
En un nuevo estudio publicado en la revista científica Nature Scientific Reports, investigadores de la Escuela de Medicina de Baylor, el Hospital Infantil de Texas y otras instituciones, describen un mecanismo natural que puede alterar los beneficios de la leche materna. Presentan la evidencia inicial de que la dieta de la madre durante la lactancia puede moldear el perfil de los oligosacáridos de la leche materna (HMO), un tipo de carbohidratos complejos de la leche materna. Cambiar los HMO, que son alimento para microbios saludables, a su vez, modifica las capacidades funcionales del microbioma de la leche. Se ha propuesto que la formación de un microbioma saludable en recién nacidos y bebés influye en la salud metabólica a largo plazo.
“En investigaciones anteriores tanto en humanos como en primates, descubrimos que lo que come una mujer/hembra durante el embarazo tiene la capacidad de afectar la salud metabólica de su hijo de por vida. En el estudio actual presentamos la evidencia inicial que demuestra que la dieta de una madre lactante puede afectar directamente la composición de los HMO de la leche”, dijo el autor asesor y correspondiente, el Dr. Kjersti Aagaard, titular del puesto honorífico Henry y Emma Meyer en Obstetricia y Ginecología y profesor de genética molecular y humana en la Escuela de Medicina de Baylor.
“Esto fue particularmente emocionante, ya que los HMO son esencialmente sustancias inertes para una madre o su bebé. No obstante, ejercen sus beneficios para la salud al actuar como alimento para los microbios, tanto bacterias como algunos virus. Este parece ser un ejemplo muy interesante de que lo que comemos afecta a nuestros microbios a través de un intermediario, los HMO, que producimos pero de los cuales no nos beneficiamos directamente. Nos da una visión fascinante de lo que nosotros y otros creemos que es un proceso de co-evolución natural”, dijo Aagaard.
Trabajando con el Dr. Morey Haymond, profesor de pediatría-nutrición en la Escuela de Medicina de Baylor, el equipo de investigadores proporcionó a las madres lactantes todas sus comidas en un entorno controlado en el Centro de Investigación de Nutrición Infantil del USDA. Las madres hicieron una dieta particular de 30 a 70 horas. Después de un período de neutralización de dos semanas, las mismas mujeres hicieron una dieta diferente también proporcionada por los investigadores.
Los investigadores recolectaron cuidadosamente muestras de leche de cada sujeto de estudio en estos dos diferentes momentos, incluyendo los “cambios” de dieta. De esta manera, cada mujer podría servir como su propio control, algo que se le conoce como diseño de prueba ‘cruzado’. Esto ayudó a los investigadores a controlar la posibilidad de que pudiera haber variación individual en la cantidad de HMO producidas entre las mujeres, así como la posibilidad de confundir microbios en la leche con contaminantes ambientales. El equipo analizó la composición de los HMO y el microbioma de la leche y obtuvo pistas respecto al efecto de la dieta de las madres.
Los hallazgos
“Hallamos que las distintas fuentes de energía y carbohidratos maternos en las dietas que proporcionamos alteraron preferentemente las concentraciones de HMO en la leche, y esto estuvo acompañado de cambios en la capacidad metabólica del microbioma de la leche”, dijo el primer autor, el Dr. Maxim Seferovic, instructor de obstetricia y ginecología en la Escuela de Medicina de Baylor, quien trabaja en el laboratorio de Aagaard. “No es que la dieta materna por sí misma esté afectando directamente a los microbios, sino que la dieta afecta el alimento de los microbios, los HMO, que a su vez moldean la capacidad funcional de la comunidad microbiana de la leche que consumirá el bebé. Resulta interesante destacar que los cambios en los HMO ocurrieron rápidamente, en cuestión de 2 a 3 días, después de que las madres cambiaron su dieta”.
El futuro
Los investigadores proponen que los hallazgos pueden tener implicaciones no solo para el bebé sino también para la madre.
“Creemos que nuestros hallazgos pueden tener efectos potenciales sobre la salud y el desarrollo del bebé, incluyendo el potencial para fomentar la integridad intestinal en la superficie de la mucosa. Los HMO alimentan a ciertas comunidades microbianas, y se ha sugerido que el establecimiento de esas comunidades microbianas es probablemente importante para el desarrollo neonatal de la función cerebral”, dijo la coautora, la Dra. Melinda Engevik, investigadora postdoctoral en patología e inmunología en la Escuela de Medicina de Baylor. “Tenemos la teoría de que tener ciertos HMO fomenta el crecimiento de ciertos microbios en la leche, que luego pasan al bebé y pueden estimular un desarrollo saludable”.
“Otro aspecto interesante de nuestro estudio es la conjetura de que los HMO parecen afectar de manera preferencial el potencial de crecimiento de los microbios que también podrían traer riesgos o beneficios para la salud de la madre. Por ejemplo, al moldear la comunidad de microbios de la leche de maneras que podrían favorecer el crecimiento de ciertos microbios beneficiosos mediante la exclusión simultánea de aquellos que causan mastitis durante la lactancia”, dijo Aagaard.
Si no se trata con antibióticos, la mastitis o la inflamación dolorosa del tejido mamario, que generalmente conlleva una infección, puede impedir la lactancia y puede convertirse en una afección grave.
Los HMO también tienen la capacidad de generar un microbioma saludable de otras formas. Por ejemplo, al alimentar a los microbios buenos, actuando como un señuelo que atrae y secuestra microbios potencialmente peligrosos, y al descomponer los HMO y producir nutrientes que podrían beneficiar a otros microbios.
Link: https://www.sciencedaily.com/releases/2020/12/201216134637.htm
Fecha: 16 de diciembre de 2020
Fuente: Escuela de Medicina de Baylor
Fuente de la historia:
Materiales proporcionados por la Escuela de Medicina de Baylor. Nota: el contenido podría haber sido editado en estilo y extensión.
Referencia de la publicación:
Maxim D. Seferovic, Mahmoud Mohammad, Ryan M. Pace, Melinda Engevik, James Versalovic, Lars Bode, Morey Haymond, Kjersti M. Aagaard. Maternal diet alters human milk oligosaccharide composition with implications for the milk metagenome. Scientific Reports, 2020; 10 (1) DOI: 10.1038/s41598-020-79022-6
Nota: Instituto Nutrigenómica no se hace responsable de las opiniones expresadas en el presente artículo.