Si bien hace unos años era una patología crónica, en la actualidad se trata de una enfermedad curable
La gota es una enfermedad conocida desde la antigüedad como «la enfermedad de los reyes« y se caracteriza por episodios bruscos de dolor intenso, hinchazón, enrojecimiento, gran sensibilidad al tacto, así como aumento de la temperatura local en una o más articulaciones, debido al depósito de sales de urato en el interior de las mismas.
Si bien hace unos años era una patología crónica, en la actualidad se trata de una enfermedad curable, ya que los tratamientos actuales permiten eliminar los depósitos de ácido úrico que dan lugar a los principales síntomas de la enfermedad, así como a sus posibles complicaciones.
Las articulaciones en las que se puede sufrir ataques de gota son diversas, pero las más habituales son las de la base del dedo gordo del pie (llamados ataques de podagra), tobillo, rodilla o, más raramente, muñecas o dedos de la mano. “También se suele presentar en forma de bursitis, por ejemplo, inflamando la bolsa sinovial del codo o la que tiene el tendón de Aquiles cuando se une al talón”, explica el doctor Javier García Miguel, reumatólogo del Centro Médico Teknon de Barcelona.
Esencialmente, apunta este especialista, la gota produce inflamación articular, casi siempre en forma de artritis aguda de una sola articulación (esto es, una monoartritis): “Una articulación pasa en pocas horas de estar asintomática a inflamarse intensamente. Al hacerlo, la articulación se hincha (lo que se debe a que su cavidad se llena de líquido sinovial formando un derrame), su superficie puede enrojecerse y, desde luego, se vuelve casi siempre intensamente dolorosa, dificultando su función por el dolor”.
Ácido úrico, principal culpable
Algunas veces la inflamación puede ser menos intensa y las molestias más llevaderas, prosigue el Dr. García Miguel, quien subraya que entre las principales causas de esta artritis se encuentra la formación en el interior de las articulaciones de microcristales de una sal de ácido úrico: el urato monosódico monohidratado.
“Los brotes de inflamación son una consecuencia de la presencia de estos cristales en la articulación, y nunca ocurren en su ausencia. A su vez, para que se formen cristales de urato es necesario que los niveles de ácido úrico en la sangre estén elevados, lo que se conoce como ‘hiperuricemia’; en todo caso, aunque la hiperuricemia es frecuente (la presenta un 7% de la población), solamente una minoría de las personas que la tienen llegan a formar cristales y a padecer gota”, prosigue el reumatólogo.
¿Se puede prevenir?
Sobre su prevención, este especialista sostiene que la ingesta de alcohol en grandes cantidades o las dietas con un alto grado de alimentos ricos en purinas pueden producir el exceso de uratos (de ahí aquello de ‘la enfermedad de los reyes’), así como ciertos medicamentos o algunas enfermedades como la psoriasis o la artritis psoriásica.
“Por esa razón, en casos como estos la modificación o eliminación de los factores de riesgo puede permitir la retirada del tratamiento. En todo caso, siempre debe valorarse por un reumatólogo”, insiste el doctor García.
Diagnóstico
A la hora de realizar el diagnóstico, la presencia de cristales de urato es necesaria para que las articulaciones se inflamen: “Estos cristales se identifican mediante un microscopio con luz polarizada en el líquido sinovial extraído de las articulaciones inflamadas durante los ataques de gota y permiten un diagnóstico preciso de la enfermedad”.
De hecho, prosigue el especialista, su detección se considera un signo patognomónico de gota. Es más, los cristales también se pueden identificar fácilmente en el material obtenido de un tofo o en líquido de articulaciones asintomáticas que previamente estuvieran inflamadas.
Tratamiento, cada día más eficaz
Además, este experto celebra que la enfermedad de la gota actualmente tiene cura y su tratamiento es “muy eficaz”, si bien puntualiza que en gran parte de los casos debe enfocarse como dos problemas independientes:
- Tratamiento del ataque agudo de gota.
- Tratamiento del aumento del ácido úrico en sangre o hiperuricemia.
En primera instancia, el reumatólogo del Centro Médico Teknon indica que debe desinflamarse la articulación afectada, tradicionalmente con colchicina vía oral, para después, en una segunda fase, combinar la colchicina con un tratamiento hipouricemiante (alopurinol o febuxostato) para ya, en una tercera fase, mantener simplemente el hipouricemiante.
“La duración del tratamiento de mantenimiento es controvertida. En principio es indefinida, ya que una de las causas más frecuentes de gota es la hiperproducción de origen genético de ácido úrico”, concluye el Dr. Javier García Miguel.
Autor: De Miguel
Fecha : Creada: 03.04.2023 04:43
Última actualización: 03.04.2023 04:43
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Fuente: La Razón
Fotografía: Pixabay
Nota: Instituto Nutrigenómica no se hace responsable de las opiniones expresadas en el presente artículo.