Los investigadores han descubierto que llevar una dieta saludable puede reducir el riesgo de pérdida auditiva adquirida.
El descubrimiento
Investigadores del Hospital Brigham and Women’s descubrieron que llevar una dieta saludable puede reducir el riesgo de pérdida auditiva adquirida. Utilizando datos longitudinales recopilados en el estudio llamado Nurses’ Health Study II Conservation of Hearing Study II (CHEARS), los investigadores examinaron durante tres años los cambios en la sensibilidad auditiva y descubrieron que las mujeres cuyos patrones de alimentación se ceñían más estrechamente a patrones dietéticos saludables comúnmente recomendados, tales como la dieta llamada Dietary Approaches to Stop Hypertenson (DASH), la dieta mediterránea alterna (AMED por sus siglas en inglés) y el índice saludable alternativo 2010 (AHEI-2010por sus siglas en inglés); tenían un riesgo sustancialmente menor de disminución de la sensibilidad auditiva. Los hallazgos del equipo se publicaron en el American Journal of Epidemiology.
«Una percepción común es que la pérdida auditiva es una parte inevitable del proceso de envejecimiento. Sin embargo, nuestra investigación se centra en identificar factores de riesgo potencialmente modificables, es decir, cosas que podemos cambiar en nuestra dieta y estilo de vida para prevenir la pérdida auditiva o retrasar su evolución», dijo la autora principal Sharon Curhan, MD, doctora y epidemióloga en la División de Medicina de la Red del Brigham’s Channing. «Ceñirse rigurosamente a patrones alimenticios saludables ha demostrado dar numerosos beneficios para la salud, y llevar una dieta saludable también puede ayudar a reducir el riesgo de pérdida auditiva”.
Los Estudios
Estudios previos han sugerido que una mayor ingesta de nutrientes específicos y ciertos alimentos, como los carotenoides beta-caroteno y la beta-criptoxantina (que se encuentra en la calabaza, las zanahorias, las naranjas y otras frutas y verduras), el ácido fólico (que se encuentra en las legumbres, las verduras de hoja verde y otros alimentos), los ácidos grasos omega-3 de cadena larga (que se encuentran en mariscos y pescados), se ha relacionado con un menor riesgo de pérdida auditiva, reconocido por los propios examinados. Estos hallazgos revelaron que la alimentación podría influir en el riesgo de desarrollar pérdida auditiva, pero los investigadores trataron de comprender mejor la conexión entre la dieta y la pérdida auditiva al abstraer los patrones alimenticios generales y medir objetivamente los cambios longitudinales en las sensibilidad auditiva.
Para hacerlo, los investigadores establecieron 19 sitios de pruebas geográficamente diversos en los EE. UU. y entrenaron equipos de audiólogos con licencia para seguir los métodos estandarizados de CHEARS. Los audiólogos midieron los cambios en los umbrales de audición de tonos puros, el volumen más bajo de un tono que el participante puede detectar en un oído determinado, durante el transcurso de 3 años. Un audiólogo presentó tonos de diferentes frecuencias (0.5, 1 y 2 kHz como frecuencias bajas; 3 kHz y 4 kHz como frecuencias medias; y 6 kHz y 8 kHz como frecuencias altas) a niveles variables de «volumen«, y se les pidió a los participantes que indicaran el momento en que comenzaban a escuchar el tono.
Utilizando más de 20 años de información sobre alimentación, la cual se recopiló cada cuatro años a partir de 1991, los investigadores investigaron qué tan parecidas eran las dietas a largo plazo de los participantes a algunos patrones dietéticos bien establecidos y actualmente recomendados, como la dieta DASH, la dieta mediterránea y el índice saludable alternativo 2010 (AHEI-2010). El seguir de forma más rigurosa estos patrones alimenticios se ha asociado con una serie de beneficios importantes para la salud, incluyendo menor riesgo de enfermedad cardíaca, hipertensión, diabetes, accidente cerebrovascular y muerte; así como un envejecimiento saludable.
Los hallazgos
El equipo descubrió que las probabilidades de una disminución en la sensibilidad auditiva de frecuencia media eran casi un 30 por ciento más bajas entre las personas cuyas dietas se parecían más a estos patrones alimenticios saludables, en comparación con las mujeres cuyas dietas se parecían menos a los patrones alimenticios saludables. En las frecuencias más altas, las probabilidades eran hasta un 25 por ciento más bajas.
«La relación entre la dieta y la disminución de la sensibilidad auditiva abarcó frecuencias críticas para la comprensión del habla», dijo Curhan. «Nos sorprendió que tantas mujeres presentaran una disminución de su audición en un período de tiempo relativamente corto. La edad promedio de las mujeres en nuestro estudio era de 59 años; la mayoría de nuestras participantes tenían entre 50 y 60 años. Esta es una edad menor que la de muchas personas cuando piensan en hacerse un examen de audición. Después de solo tres años, el 19 por ciento tenía pérdida auditiva en las frecuencias bajas, el 38 por ciento tenía pérdida auditiva en las frecuencias medias y casi la mitad tenía pérdida auditiva en las frecuencias más altas. A pesar de la considerable disminución de sensibilidad auditiva, la pérdida auditiva entre muchas de estas participantes generalmente no se detectaría ni se atendería».
El estudio incluyó mujeres profesionales de la salud, lo que mejoró la validez de la información de salud recopilada y redujo la variabilidad en el nivel educativo y el estatus socioeconómico, pero la población del estudio se limitó a mujeres blancas no hispanas, predominantemente de mediana edad. Los autores señalan que debe haber mayores investigaciones en otro tipo de poblaciones. El equipo espera continuar siguiendo longitudinalmente a los participantes de este estudio con repetidas pruebas de audición a lo largo del tiempo, y está investigando formas de recopilar mediante investigaciones, información de calidad sobre decenas de miles de participantes para futuros estudios en diversas poblaciones.
Fecha: 18 de noviembre de 2019
Fuente: Hospital Brigham and Women’s
Link: https://www.sciencedaily.com/releases/2019/11/191118190855.htm
Fuente de la historia:
Materiales proporcionados por el Hospital Brigham and Women’s. Nota: El contenido podría haber sido editado en estilo y extensión.
Referencia de la publicación:
Sharon G Curhan, Christopher Halpin, Molin Wang, Roland D Eavey, Gary C Curhan. Prospective Study of Dietary Patterns and Hearing Threshold Decline (Estudio a largo plazo sobre patrones alimenticios y disminución del umbral de audición). American Journal of Epidemiology, 2019; DOI: 10.1093/aje/kwz223
Nota: Instituto Nutrigenómica no se hace responsable de las opiniones expresadas en el presente artículo.