Prueban en dos pacientes con el trastorno alimentario una estrategia experimental para controlar el deseo de comer de forma compulsiva
El trastorno por atracón
Una de las características del trastorno por atracón es la ingesta compulsiva de alimentos unida a la sensación de falta de control, de que no se puede parar de comer.
Quienes sufren este grave trastorno alimentario terminan desarrollando obesidad, pérdida de calidad de vida y se enfrentan a un riesgo mayor de mortalidad prematura, entre otros trastornos.
Las terapias que habitualmente se emplean para la obesidad -incluida la cirugía- no suelen dar buenos resultados en este tipo de pacientes, ya que no actúan sobre la raíz del problema, el trastorno por atracón.
El trastorno por atracón suele ser el más frecuente entre la población adulta, por encima de otras alteraciones de la conducta alimenticia, como la anorexia y la bulimia. Según un trabajo sobre 2.900 norteamericanos publicado en la revista Biological Psychiatry, este trastorno, denominado en inglés binge eating, afecta al 2,8% de la población, la bulimia a 1% y la anorexia al 0,6%. Suele ser más común en la población femenina y en adolescentes y adultos jóvenes. El paciente tiene rasgos comunes con el «comedor emocional», pero en estos casos la persona se disocia y pierde del todo el control de la ingesta.
Una terapia experimental basada en la estimulación cerebral profunda podría ser útil en estos casos, según un comentario publicado esta semana en la revista Nature Medicine. Según los datos de este trabajo, que probó la utilidad del método en dos pacientes con trastorno por atracón y obesidad grave, la estrategia de electro estimulación es segura y puede aportar beneficios. Los resultados que se publican ahora son una prueba de concepto de la técnica, que se ha sometido a un ensayo clínico para probar su eficacia.
Un nuevo método de control
Para llevar a cabo su investigación, los científicos, dirigidos por Casey Halpern, de la Universidad de Pensilvania (EEUU), analizaron en primer lugar la actividad electrofisiológica en el nucleus accumbens, una región cerebral que cumple un papel fundamental en los procesos de recompensa y manejo de sensaciones, en las dos pacientes citadas, ambas mujeres de 45 y 56 años y con índices de masa corporal superiores a 46 (a partir de 30 se considera obesidad). Tras el estudio, los investigadores pudieron identificar un biomarcador, un patrón de actividad de baja frecuencia que, en ambos casos, se asociaba con el ansia de comer que precede a los atracones.
Una vez identificado ese biomarcador, los investigadores lo usaron para realizar, de forma guiada y a través de un dispositivo implantado, una electro estimulación cerebral capaz de cambiar el patrón y, por tanto, intervenir en el deseo irrefrenable de comer. En las dos pacientes estudiadas, la técnica logró tanto reducir los episodios de atracones, como conseguir pérdidas de peso significativas (6 y 8 kilos respectivamente) en los seis meses siguientes al inicio de la técnica experimental.
Una de las pacientes, subrayan los investigadores en la revista médica, dejó de hecho de cumplir los criterios para considerarse afectada por trastorno de atracón, ya que estos episodios ya no superaban los cuatro al mes durante al menos tres meses.
La técnica, añaden, no se asoció a efectos secundarios de importancia y no se acompañó de indicaciones para llevar a cabo ejercicio o una alimentación saludable.
De cualquier forma, los científicos recuerdan que se trata de un estudio piloto, de carácter experimental, por lo que, para conocer la eficacia y el verdadero alcance de la técnica, hay que esperar a tener datos de más pacientes e investigaciones más exhaustivas.
Conocer la fisiología del atracón
Pese a que detrás de este tipo de trastornos hay un componente psicológico, los científicos investigan cómo se desarrolla todo el proceso en el complejo órgano cerebral. De este modo, un reciente artículo en la revista Nature Metabolism publicó un trabajo que sobre la región del cerebro que se ocupa de estas decisiones y revisaba las diversas vías cerebrales que se encuentran en el tronco encefálico para controlar cómo se regula el comportamiento de alimentación.
«Todo lo que hace el hipotálamo termina convergiendo en el tronco encefálico. El tronco encefálico es muy importante en el control de la alimentación porque toma todo tipo de información de su intestino, incluso si el estómago está distendido y si se han ingerido nutrientes. Procesa e integra toda la información del hipotálamo con las necesidades nutricionales antes de enviar el resultado a los generadores de patrones rítmicos que controlan la ingesta de alimentos», apuntaba uno de los autores del trabajo, Martin Myers Jr., profesor de medicina interna y Fisiología Molecular e Integrativa y director del Instituto de Diabetes Elizabeth Weiser Caswell.
Sin llegar a porqué se desencadenan los trastornos alimenticios en los que se alteran estos procesos, los científicos creen que la forma en que se toma la decisión del control sobre la ingesta resulta ser tan fundamental para nuestro bienestar (determinar qué alimentos buscar y evitar) que las señales se coordinan dentro de las partes más primitivas de nuestro cerebro, el tronco encefálico o el rombencéfalo. Esta región del cerebro también nos ayuda a decidir cuándo estamos «llenos» y debemos dejar de comer. Un hecho que está alterado en las personas que sufren el trastorno por atracón.
Hasta la fecha, los científicos interesados en cómo y por qué las personas aumentan de peso y las enfermedades que pueden resultar de comer en exceso y la obesidad se han centrado en una parte del cerebro llamada hipotálamo, tras los descubrimientos de dos sistemas entrelazados que juegan un papel importante en el control del equilibrio energético, los sistemas de leptina y melanocortina.
Link: https://www.elmundo.es/ciencia-y-salud/salud/2022/08/29/630cb5bb21efa0586c8b4598.html
Autor: PERE ÍÑIGO
Fecha: Actualizado Lunes, 29 agosto 2022 – 17:06
Fuente: elmundo.es