El vino es la bebida alcohólica más popular alrededor del mundo y debido a su importancia en la sociedad ha sido ampliamente estudiado. Comprender qué determina su sabor ha llevado una búsqueda durante décadas aunque todavía se desconoce mucho, y se determina, al menos en parte, por preferencias individuales de gusto. Estudios recientes sobre la genética del gusto han descubierto el rol de diferentes genes en la determinación de las preferencias alimenticias, lo que ha revelado aspectos de su fisiología.
Resumen del estudio de la genética del gusto y conclusiones
En este contexto, hemos realizado un estudio de relación del genoma completo sobre el gusto por el vino tinto y blanco utilizando tres poblaciones aisladas ubicadas en Italia, y replicamos nuestros resultados en dos poblaciones adicionales originarias de los Países Bajos y Asia Central, para un total de 3,885 muestras.
Hemos hallado una relación importante (P=2.1 × 10−8) entre el gusto por el vino blanco y el rs9276975:C>T, un polimorfismo en el gen HLA-DOA que codifica una molécula MHC II no canónica, la cual regula otras moléculas MHC II.
La misma relación fue hallada con el gusto por el vino tinto (P=8.3 × 10−6). Un análisis por sexo también ha revelado que el efecto del HLA-DOA es dos veces más fuerte en mujeres, en relación con hombres, lo que sugiere una interacción entre este polimorfismo y el género. Nuestros resultados son unos de los primeros ejemplos de la relación del genoma completo entre el gusto por un alimento comúnmente consumido y variantes de genes. Por otra parte, nuestros resultados sugieren un rol del sistema MHC en la determinación de las preferencias alimenticias, que presenta nuevos hallazgos en este campo, en general.
Introducción
El gusto del vino
El vino es probablemente la bebida producida más antiguamente de la historia humana, cuya primera aparición data del 7,000 a. C. en Georgia. Es extremadamente importante para muchas culturas, no sólo para su economía sino también desde el punto de vista social y religioso. Por esta razón, también es el tipo de bebida alcohólica más común y consumido en todo el mundo.1, 2 Además, varios estudios indican que un consumo moderado de vino puede tener efectos beneficiosos en la salud, incluyendo protección contra enfermedades cardiovasculares y Alzheimer.3, 4, 5, 6
Se han realizado investigaciones que intentan mejorar tanto su producción como su sabor. El sabor del vino depende de muchas percepciones sensoriales diferentes que van desde el gusto, hasta el olfato y la textura.7 El vino es una mezcla de miles de moléculas que pueden contribuir a su sabor final,8 y su composición varía enormemente dependiendo de las uvas usadas, el clima y el método de producción.9 Aunque el sabor de algunos de estos compuestos es muy bien conocido, es verdaderamente difícil entender cuál es su rol en el sabor final.7, 10, 11
El rol de la genética del gusto por el alcohol
El rol relevante de los factores genéticos tanto en el consumo como en la dependencia del alcohol ha sido demostrado claramente por estudios de relación del genoma completo (GWAS, por sus siglas en inglés). 12, 13, 14, 15, 16 Por otra parte, estudios sobre las variaciones genéticas en los receptores del gusto amargo también han demostrado que las variaciones en los genes TAS2R16 y TAS2R38 pueden influir en el consumo de alcohol17, 18, 19 pero no en la dependencia.19
Por el contrario, se sabe muy poco sobre la posible contribución de los factores genéticos a las preferencias de alcohol en humanos. Recientemente, se ha demostrado que la percepción del sabor del etanol (pero no el gusto) está relacionado con variantes en el receptor olfativo (OR por sus siglas en inglés), el gen OR7D4, y con el SCNN1D, un gen que codifica una sub unidad del receptor de gusto salado.20 Por otra parte, Mc Rae et al. han demostrado que una variante no análoga del OR2J3, un gen OR, reduce la capacidad de detectar el cis-3-hexen-1-ol, un componente clave de muchos alimentos diferentes, incluyendo el vino. 21
Finalmente, llevamos a cabo un estudio del número sus genes relacionados con el gusto, lo cual nos permitió relacionar el agrado por el vino blanco y el vodka con variaciones del gen TAS1R2 en poblaciones de Asia Central, lo que sugiere un rol general en la percepción del etanol para este gen receptor de sabores dulces.22
Sin embargo, las bases moleculares que subyacen al agrado por la comida en general, y más específicamente por el vino, todavía no se conocen a fondo. Por esta razones, hemos realizado el primer GWAS sobre el gusto por el vino tinto y blanco en cinco poblaciones aisladas originarias de diferentes áreas geográficas.
Fuente: ncbi.nlm.nih.gov
Link: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4795214/
Nicola Pirastu,1,2,* Maarten Kooyman,3 Michela Traglia,4 Antonietta Robino,1 Sara M Willems,3 Giorgio Pistis,4 Najaf Amin,3 Cinzia Sala,4 Lennart C Karssen,3 Cornelia M van Duijn,3,5 Daniela Toniolo,4 y Paolo Gasparini1,2
Notas
Los autores no declaran conflicto de interés alguno.
Nota: Instituto Nutrigenómica no se hace responsable de las opiniones expresadas en el presente artículo.
Notas al pie
Información suplementaria acompaña a este documento en el sitio web del European Journal of Human Genetics (http://www.nature.com/ejhg)
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