Según el estudio “Di@bet.es”, del Centro de Investigación Biomédica en Red de Diabetes y Enfermedades Metabólicas Asociadas (CiberDEM), se estima que en España más de 4,5 millones de españoles padecen esta enfermedad
La diabetes
La diabetes es una enfermedad que, a día de hoy, no tiene cura. Aunque grandes avances científicos en el último siglo han logrado que los pacientes que la padecen puedan llevar una vida normal mediante el control de su alimentación, la medición de los valores de glucosa en sangre y el suministro de insulina.
En el caso de la diabetes tipo 1, que supone la destrucción o incapacitación de las células pancreáticas encargadas de secretar insulina natural, esta terapia es un auténtico seguro de vida. Por otro lado, en la tipo 2, el organismo produce insulina, pero hay una baja respuesta de las células a la misma. Eso hace que el páncreas deba producir aún más esta sustancia pero, con el tiempo, puede ser insuficiente. Estos pacientes, habitualmente, no requieren inyecciones de insulina diarias, al menos al principio, como sí ocurre en la diabetes tipo 1.
Según el estudio “Di@bet.es”, del Centro de Investigación Biomédica en Red de Diabetes y Enfermedades Metabólicas Asociadas (CiberDEM), se estima que en España más de 4,5 millones de españoles padecen esta enfermedad. Además, su incidencia está aumentando hasta los cerca de 386.000 nuevos casos de diabetes cada año en la población adulta. Lo que hace que debamos estar atentos a cualquier indicio de esta enfermedad para evitar problemas mayores. Estos son los principales síntomas:
Tener mucha sed y orinar más de lo habitual
Sentirse sediento constantemente y beber más de lo normal, son dos de los síntomas más comunes de niveles demasiado altos de azúcar en la sangre. “La micción excesiva, conocida como poliuria, ocurre cuando la glucosa se acumula en la sangre y los riñones comienzan a trabajar más para eliminar la glucosa adicional”, explica Lori Zanini, dietista y especialista en diabetes, a lo que agrega: “Si tus riñones no pueden mantenerse al día y ajustar el azúcar en la sangre para que regrese a un nivel normal, el exceso de azúcar se elimina de tu cuerpo a través de la orina. Puede deshidratarse y marearse”.
Tener más hambre de lo normal pero estar perdiendo peso
Muchas personas con un nivel alto de azúcar en sangre tienen más hambre de lo normal, lo que indica un síntoma llamado polifagia. Asimismo, aunque esté comiendo más, es posible que pierda peso sin motivo aparente. “Dado que su cuerpo no obtiene energía de la fuente preferida, la glucosa, tiene que convertirla en músculo y grasa”, explica Zanini. “Cuando su cuerpo comienza a descomponer los músculos y la grasa para obtener energía, experimenta una pérdida de peso involuntaria y poco saludable”, añade la experta. Además de estos cambios en el peso y el apetito, es posible que pueda notar debilidad en los músculos.
Sentir cansancio y fatiga constantemente
La fatiga y el cansancio extremo son síntomas de niveles de azúcar en sangre descontrolados. “En pocas palabras, cuando su cuerpo no está procesando la insulina adecuadamente o no tiene suficientes cantidades de insulina, el azúcar permanece en nuestra sangre en lugar de ingresar a nuestras células para ser utilizada como energía”, dice Zanini. Además, como ya hemos explicado antes, la micción frecuente puede provocar deshidratación, factor que el Doctor Rahil A. Bandukwala, endocrinólogo y director de la cínica “Men’s and Women’s Health Clinic”, relaciona con la fatiga.
Visión borrosa y dolores de cabeza frecuentes
Tener niveles altos de azúcar en sangre, puede hacer que su visión no sea tan buena como solía ser y que las cosas parezcan un poco borrosas. Según el Joslin Diabetes Center, el centro de investigación y proveedor de educación sobre diabetes más grande del mundo, ubicado en Boston (Estados Unidos), los niveles altos de azúcar en sangre pueden provocar la inflamación de los ojos debido a la fuga de líquido. “Esto cambia la forma del cristalino, lo que hace que no se pueda enfocar correctamente, provocando una visión borrosa. Lo que conlleva dificultades para conducir y dolores de cabeza frecuentes”, señala el Doctor Nicholas Victor Bruno Emanuele, experto en neuroendocrinología y enfermedades renales relacionadas con la diabetes.
Las heridas sanan más lentamente de lo habitual
Los cortes, raspaduras, contusiones y otras heridas se curan más lentamente en presencia de niveles altos de azúcar, según el Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y Renales de Estados Unidos. La diabetes causa daño a los nervios y afecta la circulación, especialmente en la parte inferior de las piernas y los pies, lo que puede retrasar la curación por una insuficiencia de flujo de sangre en el área. Incluso las pequeñas heridas son propensas a infecciones, pudiendo agravarse hasta tal punto de provocar la amputación. “Es posible que notes que el drenaje se filtra en tus calcetines o un olor desagradable si desarrollas una úlcera en el pie”, señala la Asociación Médica Estadounidense de Podología.
Hormigueo y entumecimiento en manos y pies
Como ya hemos mencionado anteriormente, los niveles altos de azúcar en sangre pueden causar daño a los nervios, lo que se conoce como neuropatía diabética. Lo que puede notar es una sensación de hormigueo, entumecimiento, o incluso dolor, en las manos y los pies. Aunque la neuropatía es más común en personas que han tenido diabetes durante mucho tiempo, puede manifestarse en cualquier persona con unos niveles de azúcar descontrolados.
Ampollas, sequedad u otros cambios en la piel
Se pueden formar pequeños trozos de piel extra, llamados acrocordones, en los pliegues de la piel, especialmente si tiene diabetes y está tratando de encontrar formas de controlar su peso, señala la Asociación Estadounidense de Diabetes, ADA por sus siglas en inglés. “Se pueden formar áreas oscuras y gruesas de piel suave, llamadas acantosis pigmentaria, en la parte posterior del cuello o las manos, las axilas, la cara u otras áreas. Estos pueden ser signos de resistencia a la insulina”, explica Zanini. Las ampollas, las infecciones, la sequedad, el picazón, las decoloraciones y las anomalías de la piel pueden ser señales de advertencia de niveles altos de azúcar en la sangre.
Infecciones por hongos frecuentes
La hiperglucemia puede llevarlo a contraer infecciones genitales por hongos con más frecuencia. El culpable suele ser un tipo de hongo conocido como “Candida albicans”, según explica la ADA. Por otro lado, según el Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, en las mujeres los síntomas pueden incluir: picazón vaginal, enrojecimiento o dolor (antes y durante las relaciones sexuales), dolor o malestar al orinar y flujo vaginal espeso y anormal. Si bien las infecciones por hongos son también comunes en las personas que no tienen diabetes, tener más glucosa en la sangre aumenta el riesgo de contraerlas. “El hongo se alimenta de la glucosa, y si tu nivel de azúcar en la sangre es alto, hay más glucosa en el tracto urinario”, explica Bandukwala. Los hombres no circuncidados con hiperglucemia también están en riesgo, señala. “También estamos viendo que esto sucede un poco más ahora con pacientes que toman inhibidores SGLT-2, que obligan al cuerpo a expulsar más glucosa a través de la orina”, agrega el endocrinólogo. Razón por la que, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos, agregó una advertencia a la información de prescripción de los inhibidores de SGLT-2 sobre una afección genital mucho más rara y potencialmente mortal, conocida como fascitis necrosante del perineo o gangrena de Fournier.
Encías inflamadas o sangrantes
La enfermedad de las encías es una complicación de la diabetes, señala el Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y Renales estadounidense. Asimismo, “puede hacer que la diabetes sea más difícil de controlar, porque la respuesta del cuerpo a la infección es liberar más glucosa en el torrente sanguíneo”, señala la ADA. Su saliva contiene glucosa y, cuanto más contiene, más alimento tienen las bacterias que se combinan con los alimentos en la boca para formar la famosa placa y causar enfermedades en las encías. Los síntomas pueden incluir encías rojas o inflamadas que, si no se abordan con antelación, pueden progresar y causar una periodontitis, lo que puede provocar la separación entre la encía y el diente, la aparición de pus o úlceras, o incluso la pérdida del diente.
Link: https://www.larazon.es/salud/20220318/m6mk7fgw3vfibllp7ir2wrtjj4.html
Autor: JORGE HERRERO
Fecha: MADRID CREADA18-03-2022 | 12:16 H
ÚLTIMA ACTUALIZACIÓN19-04-2022 | 14:16 H
Fuente: Diario La Razón – España