«En el futuro, veo a los jóvenes guardando sus células para usarlas como regeneradoras en la vejez»
Cuando era un estudiante en la Universidad de Harvard, Robert Sackstein empezó a tener contacto con los trasplantes de médula ósea; entonces constató que uno de cada cuatro pacientes que recibían el tratamiento moría al poco tiempo, al producirse un fallo en el injerto: las células trasplantadas no encontraban su camino por el torrente sanguíneo hasta la médula ósea.
Así empezó a profundizar en los mecanismos moleculares que guían a las células en ese proceso, para lo que contó con la ayuda como mentor del premio Nobel de Medicina y pionero en el desarrollo del trasplante Donnall Thomas. Las investigaciones de Sackstein han culminado en una tecnología basada en la modificación de las membranas celulares mediante la inserción de un GPS que permite dirigir a las células madre mesenquimales hasta los tejidos dañados
Al igual que las células con las que trabaja para curar algún día la osteoporosis, este médico e investigador también parece contar con un GPS que ha guiado su carrera desde bien pequeño. A pesar de las vicisitudes de su infancia y juventud, o quizá gracias ellas, nunca abandonó una fijación precoz por tratar la enfermedad pero «entendiendo siempre cómo». Actual profesor emérito de Harvard y vicepresidente de asuntos médicos de la Universidad Internacional de Florida, en Miami, Sackstein se enorgullece de la influencia de su familia cubana, con ascendencia española, en esta entrevista que le hacemos en Los Alcázares. Aquí ha codirigido un curso de Terapias Avanzadas organizado por la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH), el Instituto de Salud Carlos III y la Universidad de Murcia.
A lo largo de su carrera ha combinado siempre la clínica con la investigación. Ahora está volcado en el desarrollo de una terapia celular somática para tratar la osteoporosis. ¿En qué punto se encuentran esos trabajos?
Estamos analizando los datos de un estudio clínico inicial. Es una enfermedad muy prevalente y terrible. Mi madre falleció de osteoporosis. Tenía 93 años y era capaz de tocar un concierto de tres horas de memoria, pero llegó un momento en que no podía moverse por una fractura vertebral grave; terminó muriendo por una complicación pulmonar. Estoy convencido de que las células madre mesenquimales pueden ser la solución. Tenemos que hacer los estudios que garanticen la seguridad de esa terapia y aún no puedo comentar los resultados del ensayo que estamos llevando a cabo en la Universidad de Murcia y el Hospital Universitario Virgen de la Arrixaca, con el grupo de José María Moraleda, pero sí puedo decir que los datos son prometedores.
¿Qué efecto esperan conseguir con ese tipo de células?
Cada tejido del cuerpo humano tiene las suficientes células madre mesenquimales (CMM) para impulsar la regeneración. Pero a medida que se envejece, se pierden y también esa capacidad de reparar tejidos. Es algo visible en la piel de los jóvenes y de los mayores, sin ir más lejos. Las CMM exhiben, por una parte, un efecto antinflamatorio, y, por otro, son capaces de estimular a la célula del tejido en el que se encuentran. Por ese potencial regenerador, en el futuro yo veo a los jóvenes guardando sus CMM para usarlas como regeneradores en la vejez. Son una fuente de juventud.
Volviendo a la osteoporosis, ¿en qué consistiría la terapia celular que proponen? ¿Cómo consiguen que la célula mesenquimal acuda al tejido óseo dañado?
La primera barrera en la medicina regenerativa es llevar las células al lugar que quieres curar. Eso es lo primero que hay que pensar o, al menos, es mi forma de trabajar, tengo que saber cómo funciona el tratamiento que utilizo, por eso investigué en los mecanismos de la migración celular en el trasplante de médula ósea, y así encontré una proteína importante en ese proceso que es la Eselectina. Con el tiempo desarrollé una tecnología de fucosilación que nos permite dirigir también a las células madre mesenquimales. Al igual que los leucocitos acuden al lugar del organismo donde hay una infección o una herida en cuestión de segundos, utilizando los vasos sanguíneos como una autopista, esta tecnología nos permite que las CMM sepan dónde acudir, en este caso, al tejido óseo dañado. Para ello, una vez extraídas de los pacientes, las expandimos y modificamos la membrana celular, mediante la fucosilación, para instalarles el ‘GPS’ que facilite su llegada al hueso. Es una técnica que realizamos mediante una reacción bioquímica en el laboratorio.
¿En qué otras enfermedades cree que podría ser útil?
En las inflamatorias sistémicas, como la enfermedad de Crohn, la colitis ulcerosa, la fibrosis pulmonar idiopática, y también en la esclerosis múltiple, la esclerosis lateral amiotrófica (ELA) y la enfermedad de Alzheimer. Las CMM son células inmunomoduladoras, lo que supone que reducen la inflamación allá donde llegan. Mi idea es que todas las enfermedades de la vejez, las enfermedades degenerativas, se producen por la falta de actividad de la CMM en los tejidos. Creo en el potencial de aumentar la densidad de CMM en los lugares dañados por la inflamación crónica.
El camino de la terapia celular somática, como la que está investigando, parece más arduo que el de otras terapias avanzadas como la inmunoterapia CAR-T o la terapia génica, que ya han despegado en diversas enfermedades. ¿Cuándo cree que podrían tener resultados con la terapia celular?
Lo que nos frena es la falta de financiación, porque llevar adelante un estudio clínico es muy costoso. No hay interés privado en impulsar esta investigación, que supondría acabar con la necesidad de tratamientos crónicos para muchos pacientes. Hacemos una investigación académica que busca la curación. Si se sumaran más esfuerzos, podríamos demostrar nuestra hipótesis en meses.
Autora: SONIA MORENO
Fecha: Actualizado Lunes, 18 septiembre 2023 – 01:50
Fuenmte: Elmundo.es
Para Robert Sackstein, médico e investigador, nuestro organismo guarda en las células madre mesenquimales la fuente de la juventud
Robert Sackstein es vicepresidente de asuntos médicos de la Universidad Internacional de Florida, en Miami, y profesor emérito de Medicina de la Universidad de HarvardSEHH
Link: https://www.elmundo.es/ciencia-y-salud/salud/2023/09/18/6505dbd4fc6c83b01b8b45ae.html
Nota: Instituto Nutrigenómica no se hace responsable de las opiniones expresadas en el presente artículo.