El síndrome de rumiación es poco conocido, pero relativamente común. Consiste en la realización de regurgitaciones repetidas y sin esfuerzo. Este síndrome incómodo y vergonzoso puede confundirse con otros trastornos gastrointestinales importantes. El diagnóstico adecuado es importante porque el tratamiento es muy diferente al recomendado para afecciones gastrointestinales similares.
El estudio
Los pacientes que regurgitan con regularidad pero sin causa conocida pueden tener una condición llamada síndrome de rumiación. Desafortunadamente, el síndrome de rumiación a menudo se confunde con otros padecimientos gastrointestinales, lo que significa que es posible que muchos pacientes no reciban un tratamiento inmediato. No obstante, un nuevo estudio publicado en la revista científica Neurogastroenterology and Motility, realizado por investigadores del Hospital General de Massachusetts, describe claramente este síndrome, cómo distinguirlo de otros padecimientos y cómo tratarlo.
El síndrome de rumiación es un problema conductual, en el que los pacientes regurgitan la comida repetidamente y sin esfuerzo a la boca mientras comen y se sientan erguidos. Es una conducta aprendida que se clasifica como un trastorno de la interacción intestino-cerebro. Muchos expertos piensan que las regurgitaciones se desarrollan como un hábito que implica una sensación incómoda, creciente o de tensión interna (similar a los pacientes con tics) que da como resultado la contracción de las paredes abdominales después de comer. Este patrón se refuerza con asociaciones positivas (como el alivio de la ansiedad y el estrés después de la regurgitación), así como con asociaciones negativas (como la incomodidad de intentar suprimir la tensión interna sin regurgitar).
“Este padecimiento causa mucha vergüenza y puede impedir que las personas coman con otras personas”, explica Trisha Satya Pasricha, MD, coautora principal junto con Helen Burton Murray, PhD, ambas de la División de Gastroenterología del Hospital Genral de Massachusetts. “No se comprende bien y a menudo se confunde con otros trastornos”.
Una razón por la que se pasan por alto los síntomas del síndrome de rumiación es porque se superponen con otros trastornos de la interacción intestino-cerebro, como la dispepsia funcional (dolor de estómago o indigestión) o la gastroparesia, que es cuando los pacientes se sienten llenos y con náuseas después de comer solo una pequeña cantidad. Los pacientes pueden describir incorrectamente sus síntomas como reflujo o vómito. Como resultado, es posible que el padecimiento no se diagnostique o se diagnostique erróneamente durante un período prolongado. Eso puede conducir a una exclusión social marcada y posiblemente a una pérdida de peso.
Pasricha y sus colegas examinaron a 242 pacientes que fueron derivados a especialistas por síntomas gástricos que podrían indicar que estaban experimentando síndrome de rumiación. Los síntomas que llevaron a estos pacientes a un gastroenterólogo incluyeron dispepsia y gastroparesia.
Los síntomas
Treinta y uno de los 242 (12,8%) pacientes cumplieron los criterios del síndrome de rumiación, que se determinan mediante un sistema de puntuación de síntomas gástricos. Casi la mitad de esos pacientes (48%) informaron padecer problemas psicosociales asociados con la afección, lo que significa que experimentaron dificultades en situaciones sociales debido a esta.
Al comparar a los pacientes con síndrome de rumiación y a los que no lo padecían, no hubo diferencias en raza, sexo, padecimiento de diabetes o padecimiento de gastroparesia. “Hay pocos factores demográficos que distingan a estos pacientes aparte de su tendencia a regurgitar al comer”, dijo Pasricha. “No necesariamente tienen antecedentes de trastornos alimentarios o problemas de peso”.
Sin embargo, los pacientes con síndrome de rumiación eran más propensos a experimentar también acidez, particularmente síntomas diurnos. Los investigadores sugieren que la detección de acidez y regurgitación podría ayudar a identificar a más pacientes con esta afección.
El tratamiento
El tratamiento para el síndrome de rumiación es conductual e implica la práctica de la respiración diafragmática profunda. Dos ensayos piloto han demostrado que esto mejora significativamente el reflujo gastroesofágico. También se recomienda la terapia cognitivo-conductual integral para el síndrome de rumiación (CBT-RS). La TCC es un tipo de terapia conductual cada vez más popular que ayuda a las personas a reorientar su pensamiento, enseñándoles nuevos procesos de pensamiento para reemplazar viejos patrones que conducen a autolesiones y otras consecuencias negativas.
Link: https://www.sciencedaily.com/releases/2021/03/210318122512.htm
Fecha: 18 de marzo de 2021
Fuente: Hospital General de Massachusetts
Fuente de la historia:
Materiales proporcionados por el Hospital General de Massachusetts. Nota: El contenido podría haber sido editado en estilo y extensión.
Referencia de la publicación:
Helen Burton Murray, Trisha S. Pasricha, Asad Jehangir, Jennifer J. Thomas, Braden Kuo, Henry P. Parkman. Detection and characteristics of rumination syndrome in patients presenting for gastric symptom evaluation. Neurogastroenterology & Motility, 2021; DOI: 10.1111/nmo.14103
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