Los estudios en animales muestran que el aprendizaje y el gusto están controlados por las mismas moléculas.
El estudio
Un grupo de investigadores de la Universidad de Sídney ha descubierto la ciencia básica de cómo se ajusta la percepción del gusto dulce en respuesta a diferentes dietas.
Si bien se sabe desde hace mucho que los alimentos pueden tener un sabor diferente según la propia experiencia previa, hasta ahora no se conocían las rutas moleculares que controlaban este efecto.
El profesor Greg Neely del Centro Charles Perkins y la Escuela de Ciencias de la Vida y el Medio Ambiente, en conjunto con el Profesor Qiaoping Wang (anteriormente colaborador en el Centro Charles Perkins y que ahora trabaja en la Universidad Sun Yat-Sen, China), utilizaron moscas de la fruta para estudiar el gusto dulce. Aprendieron que el gusto es altamente subjetivo con base en la experiencia previa.
Hallazgos
El profesor Neely dijo que aprendieron cuatro cosas importantes:
- La comida que comen los animales puede cambiar la forma en que perciben la comida futura.
- Esta respuesta usa la misma maquinaria que el cerebro usa para aprender.
- Las rutas que pueden prolongar la vida también estaban involucradas en mejorar la percepción del gusto, y también se descubrió que la dieta de las moscas de la fruta que hace que tengan una vida más prolongada mejoran la percepción del gusto.
- El tiempo de vida, el aprendizaje y la percepción sensorial están vinculados de maneras que apenas comenzamos a entender.
“Descubrimos que la ‘lengua’ de la mosca de la fruta, que es un órgano con sensores del gusto en su probóscide y patas delanteras, puede aprender cosas usando las mismas rutas moleculares que usa el cerebro de la mosca para aprender cosas. Para esto es fundamental el neurotransmisor dopamina”.
“Resulta que estas también son las mismas rutas químicas que los humanos usan para aprender y recordar todo tipo de cosas”, dijo el profesor Neely. “Esto realmente resalta cómo el aprendizaje es un fenómeno que ocurre en todo el cuerpo; y fue una completa sorpresa para nosotros”.
El profesor Wang, quien dirigió el estudio, dijo: “Nos sorprendió descubrir que una dieta restringida en proteínas que hace que un animal viva mucho más tiempo también aumenta la intensidad de la percepción de la sacarosa para ese animal, y eso depende de las mismas rutas del aprendizaje y la longevidad”.
“La respuesta también fue realmente específica. Por ejemplo, cuando les dimos a las moscas alimentos que no eran dulces, se mejoró la percepción del gusto dulce de los animales, pero solo para la glucosa, y no para la fructosa. No tenemos idea de por qué se centran específicamente en un tipo de azúcar cuando los perciben a ambos como dulces”.
“También descubrimos que comer grandes cantidades de azúcar suprime la percepción del gusto dulce, lo que hace que el azúcar parezca menos dulce”, dijo el profesor Neely. “Este hallazgo, que ocurre a través de un mecanismo diferente, coincidió muy bien con los resultados recientes de nuestra colega Monica Dus de la Universidad de Michigan, quien es la principal experta a nivel mundial en esta área”.
Estudio del gusto
Los investigadores descubrieron que si cambiaban la dieta de la mosca de la fruta (aumentando el azúcar, eliminando el gusto del azúcar, aumentando la proteína, cambiando el azúcar por carbohidratos complejos), esto alteraba drásticamente qué tan bien la mosca de la fruta podía degustar el azúcar que comiera pasados unos días. Las moscas normalmente viven unos 80 días en circunstancias óptimas.
“Descubrimos que cuando las moscas comían alimentos sin azúcar, esto hacía que los alimentos azucarados tuvieran un sabor mucho más intenso”, dijo el profesor Wang.
“Luego, observamos todas las proteínas que cambiaron en la ‘lengua’ de la mosca de la fruta en respuesta a la dieta, e investigamos lo que estaba sucediendo”, dijo el profesor Neely.
Descubrieron que la sensación del gusto está controlada por la dopamina (el neuromodulador de las “recompensas”). Luego, los investigadores trazaron la ruta y encontraron que las mismas rutas bien establecidas que controlan el aprendizaje y la memoria o que estimulan una vida más prolongada, también mejoran la sensación del gusto.
“Si bien este trabajo se realizó en moscas de la fruta, las moléculas involucradas existen también en los humanos. Sabemos que los humanos también experimentan cambios en la percepción del sabor en respuesta a la dieta, por lo que es posible que todo el proceso se conserve; tendremos que ver”, dijo el profesor Wang.
La investigación publicada en Cell Reports es un estudio de seguimiento del trabajo del profesor Neely que prueba los efectos de los edulcorantes artificiales en humanos. Esa investigación encontró que los edulcorantes artificiales activan una ruta de inanición neuronal y terminan provocando una mayor ingesta de alimentos, especialmente cuando se combinan con una dieta baja en carbohidratos.
“Nuestros primeros estudios se centraban en la manera en que los diferentes aditivos alimenticios impactan al cerebro, y a partir de esto descubrimos que el gusto cambió en respuesta a la dieta, así que dimos seguimiento a esa observación y describimos cómo funciona”, dijo el profesor Neely. “Resulta que la propia ‘lengua’ de la mosca recuerda lo que vino antes, lo cual es bastante guay”.
Link: https://www.sciencedaily.com/releases/2020/04/200409100337.htm
Fecha: 9 de abril de 2020
Fuente: Universidad de Sídney
Fuente de la historia:
Materiales proporcionados por la Universidad de Sídney. Nota: el contenido podría haber sido editado en estilo y extensión.
Referencia de la publicación:
Qiao-Ping Wang, Yong Qi Lin, Mei-Ling Lai, Zhiduan Su, Lisa J. Oyston, Teleri Clark, Scarlet J. Park, Thang M. Khuong, Man-Tat Lau, Victoria Shenton, Yan-Chuan Shi, David E. James, William W. Ja, Herbert Herzog, Stephen J. Simpson, G. Gregory Neely. PGC1α Controls Sucrose Taste Sensitization in Drosophila. Cell Reports, 2020; 31 (1): 107480 DOI: 10.1016/j.celrep.2020.03.044
Nota: Instituto Nutrigenómica no se hace responsable de las opiniones expresadas en el presente artículo.