Dos nuevos estudios vinculan a los patrones de ácidos grasos poliinsaturados en la sangre con la integridad de las estructuras cerebrales y las capacidades cognitivas que se sabe se deterioran en las primeras etapas del envejecimiento.
Los estudios son un aporte a la evidencia de que el consumo nutricional de ácidos grasos omega 3 y omega 6 pueden fomentar el envejecimiento sano, dijeron los investigadores. Se necesitan mayores investigaciones para probar esta hipótesis, agregaron.
El envejecimiento del cerebro
El cerebro es una colección de partes interconectadas, cada una de las cuales envejece a su propio ritmo. Algunas estructuras cerebrales, y las capacidades que estas fomentan, comienzan deteriorarse antes que otras, dijo la estudiante de posgrado de medicina de la Universidad de Illinois, Marta Zamroziewicz, quien encabezó la nueva investigación, junto con el profesor de psicología Aron Barbey.
“Estudiamos una red principal del cerebro — la red frontoparietal — que juega un rol importante en la inteligencia fluida y también se deteriora muy pronto, incluso con un envejecimiento sano,” dijo Zamroziewicz. La inteligencia fluida describe la capacidad de resolver problemas con los que uno no se ha topado anteriormente.
“En un estudio independiente, examinamos la estructura de la materia blanca del fórnix, un grupo de fibras nerviosas en el centro del cerebro que es importante para la memoria,” afirmó.
Investigaciones previas han demostrado que el fórnix es una de las primeras regiones del cerebro que resultan afectadas por la enfermedad de Alzheimer.
Los estudios detrás de la solución al envejecimiento del cerebro
En ambos estudios, los investigadores buscaron patrones de ácidos grasos poliinsaturados en la sangre de adultos de 65 a 75 años de edad. Analizaron la relación entre estos patrones, y la estructura del cerebro de los sujetos y la capacidad de resolver pruebas cognitivas. Esta investigación difiere de otros estudios similares, los cuales tienden a concentrarse en solamente uno o dos ácidos grasos poliinsaturados, dijo Zamroziewicz.
“La mayoría de las investigaciones que analizan estas grasas respecto a la salud y al envejecimiento sano, se enfocan en los ácidos grasos omega 3 DHA y EPA, sin embargo, estos provienen del pescado y del aceite de pescado, y la mayoría de las personas del hemisferio occidental no consumen suficiente cantidad de estos productos para realmente ver beneficios,” dijo ella.
Otros ácidos grasos como el ácido alfa-linolénico y el ácido estearidónico, son precursores del EPA y el DHA en el cuerpo. Estas grasas pueden derivarse de alimentos vegetales como nueces, semillas y aceites.
Los distintos tipos de ácidos grasos y el efecto en el cerebro
“Un objetivo central de la investigación en neurociencia cognitiva nutricional es entender la manera en que estos nutrientes afectan la salud del cerebro,” dijo Zamroziewicz. “Se piensa que algunos de estos nutrientes son más beneficiosos que otros.”
En un estudio presentado en la publicación científica Nutritional Neuroscience, los investigadores buscaron relaciones entre varios ácidos grasos omega 3 en la sangre, el tamaño relativo de las estructuras de las cortezas frontal y parietal del cerebro, y la capacidad de resolución de pruebas de inteligencia fluida en adultos mayores sanos.
El equipo halló correlaciones entre los niveles sanguíneos de tres ácidos grasos omega 3 — ALA, el ácido estearidónico y el ácido ecosatrienóico — y la inteligencia fluida en estos adultos. Análisis posteriores revelaron que el tamaño de la corteza frontoparietal izquierda jugaba un rol de control en esta relación. Las personas con mayores niveles sanguíneos de estos tres nutrientes tendían a tener cortezas frontoparietales izquierdas mayores, y el tamaño de la corteza frontoparietal predecía la capacidad de resolución de pruebas de inteligencia fluida de los sujetos.
“Muchas investigaciones nos dicen que las personas necesitan comer aceite de pescado para obtener los efectos neuro protectores de estas grasas particulares, sin embargo, este nuevo hallazgo sugiere que incluso las grasas que obtenemos de las nueces, semillas y aceites también pueden hacer la diferencia para el cerebro,” dijo Zamroziewicz.
En el segundo estudio, el equipo halló que el tamaño del fórnix estaba relacionado con un balance de ácidos omega 3 y omega 6 en la sangre, y que un fórnix más robusto coincidía con la preservación de la memoria en adultos mayores. De nueva cuenta, los investigadores vieron que la estructura cerebral jugaba un rol de control entre la abundancia y el balance de nutrientes en la sangre y la cognición (en este caso, la memoria). Estos hallazgos son presentados en la publicación científica Aging & Disease.
Las conclusiones
“Estos hallazgos tienen implicaciones importantes para la dieta occidental, la cual por lo general, está poco balanceada con altas cantidades de ácidos grasos omega 6 y cantidades bajas de ácidos grasos omega 3,” dijo Zamroziewicz.
“Estos dos estudios subrayan la importancia de investigar los efectos de grupos de nutrientes en conjunto, en vez de centrarse en uno a la vez,” dijo Barbey. “Sugieren que diferentes patrones de grasas poliinsaturadas fomentan aspectos específicos de la cognición al fortalecer los circuitos neurales subyacentes que son vulnerables a las enfermedades y al deterioro relacionado con la edad.”
Fuente: sciencedaily.com
Fecha: 18 de mayo de 2017
Link: https://www.sciencedaily.com/releases/2017/05/170518140235.htm
Fuente: Universidad de Illinois en Urbana-Champaign
Nota: Instituto Nutrigenómica no se hace responsable de las opiniones expresadas en el presente artículo.
Fuente original:
Materiales proporcionados por la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign. Nota: el contenido podría haber sido editado en estilo y extensión.
Referencia de la publicación:
Marta K. Zamroziewicz, Erick J. Paul, Chris E. Zwilling, Aron K. Barbey. Determinants of fluid intelligence in healthy aging: Omega-3 polyunsaturated fatty acid status and frontoparietal cortex structure. Nutritional Neuroscience, 2017; 1 DOI: 10.1080/1028415X.2017.1324357